Los eclipses solares son fenómenos fascinantes, tanto por su belleza, como por su singularidad: según la media, ocurre uno tan solo cada 173,31 días y, por si fuera poco, no todos son visibles desde las mismas zonas del planeta. Por esa razón, cada vez que tiene lugar uno de estos acontecimientos celestes, todos los privilegiados que tienen acceso a él esperan con ansias que suceda para echar los ojos al cielo y disfrutar del espectáculo.

Sin embargo, en un acto tan sencillo como puede ser elevar la cabeza y mirar directamente un eclipse es posible que dañes tu vista de forma irremediable. Y es que, la radiación solar contiene una serie de elementos, como los rayos ultravioleta o infrarrojos, que pueden dañar el ojo gravemente. Si te das cuenta, durante el día la propia claridad evita que hagamos contacto directo con el Astro Rey pero, durante el eclipse, eso no sucede y la radiación tiene acceso directo a nuestra retina.

Este sábado 14 de octubre, las zonas situadas en el este de Estados Unidos, Centroamérica, Colombia y Brasil tendrán la oportunidad de disfrutar de uno de esos fenómenos naturales tan esperados: un eclipse solar anular. En ese espectáculo, la Luna se colocará durante unos instantes entre la Tierra y el Sol, ocultando parcialmente su imagen. Si te encuentras en una de esas zonas y quieres ser un espectador de ese acontecimiento, no te puedes olvidar de contar con la protección adecuada para deleitarte de una forma segura. Te contamos cuáles son las mejores medidas que puedes tomar para evitar riesgos innecesarios.

LA RADIACIÓN solar

Como es bien sabido, la radiación que llega del Sol se compone de dos tipos de luz: la visible y la no visible. La luz visible es aquella que vemos y que, cuando atraviesa la retina, al enfocarse, da forma a todos los objetos y al entorno que nos rodea. Sin embargo, la invisible, formada en su mayor parte por radiación ultravioleta (UV) e infrarroja (IR), también alcanza nuestros ojos, aunque no la percibamos a través de los sentidos.

Lamentablemente, la forma en la que actúan sobre el ojo es muy diferente en cada una: mientras que la visible no tiene ninguna alteración más que la de formar las imágenes, la ultravioleta y la infrarroja son muy perjudiciales al entrar en contacto con una zona tan sensible como es el ojo humano. Así, la radiación UV puede causar daños graves en la superficie del ojo, como quemaduras oculares o una degeneración macular que conllevaría la pérdida de visión en la zona central. Por su parte, la IR puede penetrar más en la retina, generando un incremento de calor dentro del ojo que produce daño térmico y la pérdida completa de visión.

Por si fuera poco, el peligro aumenta en estos tipos de daños oculares pues las molestias no suelen aparecer de forma inmediata. Normalmente, en el momento de la quemadura o deterioro de la retina, no se percibe ningún tipo de dolor, picor o escozor, sino que aparece tiempo después, cuando el perjuicio es ya grave y, en muchos casos, irreversible. Por ello, es tan importante proteger la vista usando las medidas de seguridad adecuadas en cada caso.

no te dejes engañar

Ahora bien, durante el día, es raro que alguien mire directamente al Sol. Son actos que molestan, debido a la gran claridad que emana en ese punto de emisión e, incluso, en los días donde el cielo se encuentra por completo despejado, esa luminosidad obliga a llevar gafas de Sol, las cuales cuentan normalmente con un filtro UV e IR que protege al ojo de esa radiación invisible, pero perjudicial.

Sin embargo, en los eclipses, la situación cambia rotundamente. La falta de luminosidad produce una falsa sensación de seguridad, en la que mirar directamente al Sol no supone una molestia tan grande. Esto es un gran error pues, aunque buena parte del astro esté tapado, la parte que sobresale sigue emanando radiación, la cual pude alcanzar tus ojos sin ningún tipo de problema, dañándolos de forma irreversible en un periodo de tiempo muy corto.

De hecho, el único momento en el que sería completamente seguro mirar un eclipse, sería el caso en el que este es total y el Sol se encuentra completamente tapado. Aún así, sigue siendo un acto peligroso y no recomendado pues, en el momento en el que algunos rayos comiencen a sobresalir, la situación ya sería perjudicial.

DISFRUTAR CON SEGURIDAD

Por esta razón y para poder disfrutar igualmente de esto fenómenos, existen gafas de Sol especiales para ver los eclipses en su totalidad, sin riesgo de dañar la vista durante ello. Se conocen como gafas solares y cuentan con una serie de características para proteger la retina y la superficie del ojo ante la llegada de radiación solar. Así, incorporan una serie de filtros ópticos que bloquean de manera efectiva la radiación UV, la IR y la visible. Además, cuentan con tintados oscuros, los cuales permiten que únicamente una pequeña fracción de luz solar llegue a los ojos, asegurando una observación del eclipse segura y cómoda.

Es importante asegurarse de que las gafas usadas cuenten con un certificado de autenticidad y, por lo tanto, cumplan los estándares de seguridad marcados por los profesionales. Así, si son adquiridas en fuentes fiables estarán fabricadas de materiales seguros que no se degradan ante la exposición solar, contarán con una patillas firmes o una banda que asegure que se mantengan en su lugar sobre los ojos y, en todos los casos, permitirán una visión unidireccional: al no conceder visión periférica se evita que las personas miren accidentalmente hacia el Sol sin protección.

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