El gibón de Borneo es un primate arbóreo que desarrolla su máxima actividad durante el día. Viven en pequeños grupos familiares y se alimentan de brotes de hojas, frutos y termitas. La llamada profunda y sonora de la hembra es uno de los sonidos más característicos de la selva tropical de Borneo.

Se oye el sonido que emite este primate y, por fin, el movimiento de las ramas y las hojas hacen prever que se está moviendo por las copas más altas de unos árboles cercanos.

Abrimos el diafragma al máximo para obtener así una velocidad de obturación lo más alta posible y congelar el salto del gibón en la toma de la fotografía. La luz es bastante escasa, ya que casi está anocheciendo, y esto da como resultado un tono azul intenso en el cielo, ideal para hacer un contraluz.

Son solo unos segundos los que el primate cruza de rama en rama y, cuando aparece la silueta en el cielo entre los árboles, es el momento de disparar la cámara a ráfaga.

Cuando se mide la luz, utilizamos el modo de disparo en prioridad a la apertura, y mantenemos la compensación a la exposición a 0. De este modo, saldrá expuesto el fondo, en este caso el cielo azul, mientras que la figura del gibón quedará en negro, trasmitiendo así toda la esencia de un encuentro con un primate en su hábitat. La mayoría de los encuentros son así, cruzando con rapidez la selva más profunda por la ramas de los enormes arboles centenarios.

Los datos de la toma de la fotografía son los siguientes:

ISO 1600f/4,51/2000 seg.Sony A1Sony FE 600 mm f4 GM OSSPrioridad a la apertura

Para adentrarte en la selva generalmente no se lleva trípode, si lo que quieres es ir avanzando con cierta comodidad y soltura. En esta zona, la humedad puede alcanzar un 96% y siempre será más sencillo ir lo más ligero posible, dentro de la limitación de un fotógrafo que siempre lleva algo de peso encima por el equipo fotográfico.

Por esta razón y por la poca luz que suele haber en el interior de la selva, se suele utilizar un valor de ISO tirando a alto. En este caso en concreto, se usó ISO 1600 para mantener suficiente calidad en la imagen, pero a la vez obtener una velocidad de obturación lo suficientemente alta como para congelar el movimiento.

Hay que tener en cuenta que, además de llevar un objetivo de 600 mm bastante voluminoso, la fotografía se tira a pulso, lo cual dificulta la toma. 

Los gibones son unos animales espectaculares en sus movimientos, rápidos y ágiles. Si consigues dejar de observarles para centrarte en la fotografía, podrás obtener imágenes impactantes.

Facebook Comments