Hace tres años , el gobierno francés lanzó una campaña contra las chinches, que incluía un sitio web específico y una línea directa de información, a medida que aumentaba el número de insectos. Ahora estos insectos que se alimentan de sangre humana están convirtiéndose en un problema en grandes ciudades como París, inundando incluso los cines, el transporte público o los hospitales. 

 

Sin embargo, estamos ante un fenómeno emergente en Francia y en casi todo el mundo, incluyendo España, tal y como sugiere la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA). 

Algunos expertos incluso sugieren que la incidencia de chinches puede haber regresado a niveles no vistos desde la Europa anterior a la Segunda Guerra Mundial.

¿POR QUÉ HAY TANTAS CHINCHES?

El aumento de la incidencia de chinches se debe a una tormenta perfecta de causas, como son el aumento de turismo a nivel global, exacerbado por un notable aumento en la circulación de personas y la gestión de equipajes, combinada con las altas temperaturas. Muchas chinches, además, han adquirido inmunidad a muchos químicos que tratan de eliminarlas

Estos pequeños insectos hematófagos, aplanados y de difícil detección, tienen una facilidad impresionante para transportarse en enseres personales como ropa y maletas. Debido a su tamaño y naturaleza, a menudo pasan desapercibidos, lo que les permite establecerse en nuevos entornos sin demasiado obstáculo. Una vez que han encontrado un sitio donde anidar, su tasa de reproducción es alarmantemente rápida, lo que facilita su diseminación y agrava el problema.

Uno de los lugares donde más preocupación pueden levantar entre las personas es la cama. Las chinches de cama no son simplemente una molestia; son también una fuente de malestar físico. Se alimentan de sangre, y sus picaduras pueden causar una serie de síntomas dermatológicos, que incluyen irritación cutánea, enrojecimiento y una sensación de picazón intensa. El riesgo se magnifica si consideramos que las áreas con alta concentración de turistas, como hoteles o albergues, pueden convertirse en focos de infestación si no se toman las precauciones adecuadas.

Aunque no es sencillo detectar la presencia de chinches de cama, las picaduras suelen ser el primer indicativo de que estos parásitos se han establecido en el colchón, en la ropa o incluso en el equipaje. Estas mordeduras, por lo general pequeñas, se caracterizan por causar hinchazón y una comezón intensa. Comúnmente, las áreas afectadas son el cuello, las manos y las extremidades, aunque no es raro que las picaduras aparezcan en otras partes del cuerpo.

Lo particularmente problemático de las mordeduras de chinches de cama es su potencial para desencadenar respuestas alérgicas. Esas mordeduras pueden extenderse a lo largo del cuerpo y dar lugar a síntomas más severos como ampollas y una urticaria grave. En tales circunstancias, se hace imprescindible la consulta médica para instaurar un tratamiento específico que frene la progresión de la reacción alérgica inducida por las picaduras de estos insectos.

EL REGRESO DESDE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Existen tres variedades de chinches que se nutren de seres humanos mientras estos duermen, específicamente, Cimex lectularius, Cimex hemipterus y Leptocimex boueti. Estos insectos son atraídos por el calor corporal, nuestro aroma y el dióxido de carbono que liberamos al respirar. Su forma aplanada les facilita esconderse en rincones y grietas donde usualmente no buscaríamos, llegando incluso a meterse en espacios tan angostos como el grosor de una hoja de papel. Dado que su dieta se compone exclusivamente de sangre humana, suelen encontrar refugios cerca de nuestras áreas de descanso. Prefieren alimentarse cuando estamos inmóviles, convirtiéndonos en presas más accesibles.

Debido a la dificultad para detectar y erradicar estas plagas, se han utilizado métodos de exterminio bastante avanzados. El diclorodifeniltricloroetano, más conocido como DDT, es un potente insecticida que originalmente se usó para eliminar mosquitos durante la Segunda Guerra Mundial para prevenir enfermedades como la malaria y la fiebre tifoidea. Posteriormente, se demostró que este químico era también efectivo contra las chinches.

Tras la finalización de la guerra, el DDT se puso a disposición comercial en América del Norte, y la gente comenzó a usarlo en sus hogares sin restricciones. No era para menos: a principios del siglo XX, prácticamente todos los hogares en Estados Unidos habían sufrido una infestación de chinches. Sin embargo, en menos de una década, y antes de descubrir los efectos nocivos del DDT para la salud humana, la utilización masiva de este insecticida casi logró erradicar completamente la presencia de chinches en el continente norteamericano. Casi, porque las chinches que sobrevivieron al tratamiento fueron aquellas que desarrollaron resistencia al DDT. Esta resistencia, en parte, es la causante de su proliferación

Actualmente, las empresas especializadas en control de plagas combinan múltiples insecticidas para maximizar la eficacia y minimizar las posibilidades de resistencia. Se suelen emplear piretroides y neonicotinoides, que son dos clases comunes de insecticidas. El tratamiento se realiza generalmente en múltiples etapas e incluye una inspección inicial para identificar focos de infestación, seguido de tratamientos dirigidos. Sin embargo, ni siquiera así parece que estemos logrando detener su proliferación debido al continuo movimiento de personas alrededor del mundo.

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