En la localidad de Morella (provincia de Castellón) se ha descubierto uno de los dinosaurios saurópodos – herbívoros de cuello largo – más grandes que se conocen. La nueva especie ha sido bautizada como Garumbatitan morellensis y pertenece al grupo de los titanosaurios, en la que se encuentran algunos de los dinosaurios más grandes que han existido jamás.

Este gigante podía alcanzar, según los investigadores, los 25 metros de longitud y 11 de altura, lo que le situaría entre los titanosaurios de mayores dimensiones. El cálculo ha sido realizado partiendo de la medida del fémur encontrado, que mide unos dos metros, y escalando sus dimensiones tomando como referencia otras especies de titanosaurios. Vivió en lo que hoy es la Península Ibérica hace unos 122 millones de años, durante el Cretácico Temprano.

Los restos fosilizados fueron hallados entre 2005 y 2008 en el yacimiento de Sant Antoni de la Vespa y han sido estudiados por un grupo conjunto de investigadores del Grupo de Biología Evolutiva de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España) y el Instituto Dom Luis de la Universidad de Lisboa (Portugal), quienes han publicado los resultados en la revista Zoological Journal of the Linnean Society.

¿Cómo eran los titanosaurios?

Los titanosaurios fueron un clado de dinosaurios saurópodos – los llamados popularmente “dinosaurios de cuello largo” – que habitaron la Tierra durante el periodo Cretácico. Fueron el grupo más diverso de saurópodos, representando alrededor de un 30% de las especies conocidas de este tipo de dinosaurios. Se encontraban por todo el mundo, pero especialmente en Gondwana, el supercontinente que ocupaba el hemisferio sur del planeta.

Los titanosaurios abarcan especies de tamaños muy diversos y tienen el honor de incluir a las más grandes de su tipo. El mayor de ellos fue el Patagotitan mayorum, que podía alcanzar los 37 metros de longitud, lo cual lo convierte en el animal terrestre más grande que ha caminado sobre la Tierra. Aun así, eran relativamente ágiles para su enorme tamaño, gracias a una columna vertebral más flexible y unas patas traseras más largas que otros saurópodos, lo que les habría permitido adoptar una posición semierguida.

Estas características anatómicas los convirtieron en los superherbívoros de su tiempo: las especies de mayor tamaño no habrían tenido depredadores naturales una vez alcanzada la edad adulta. Sin embargo, sus enormes dimensiones requerían un gran consumo energético que les obligaba a desplazarse continuamente en busca de comida.

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