La lucha del ser humano contra las enfermedades ha prosperado considerablemente en el último siglo gracias a los avances tecnológicos y médicos, un hecho que se refleja en el aumento de la esperanza de vida global: en 1960, se situaba en 51 años y ahora, en 71.

Aun así, algunas afecciones todavía suscitan muchas incógnitas y suponen un gran desafío para los expertos, que trabajan para descubrir curas y terapias, crear herramientas para el diagnóstico, investigar el genoma y el origen de las enfermedades, y mucho más.

Este es el caso del cáncer, una patología para la que ya se aplican tratamientos como la radio y quimioterapia o las operaciones de extracción de tumores, pero cuya efectividad se ve todavía muy afectada por la etapa de desarrollo en la que se realiza el diagnóstico

Después de varias décadas de investigación exhaustiva que incluyen estudios de vacunas e inmunoterapia para mejorar la tasa de mortalidad y la esperanza de vida de sus pacientes, los oncólogos coinciden en la importancia de poner foco en la detección precoz de los tumores

DETECCIÓN DEL CÁNCER DE MAMA

Según datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cáncer de mama es el tipo de cáncer más común y el que tiene una mayor tasa de mortalidad en mujeres, afectando aproximadamente a 1 de cada 12 a nivel mundial.

La Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM) ha confirmado que el potencial de curación de esta patología, si se detectan en su etapa inicial, es prácticamente del 100%.

Actualmente la clave de su detección precoz está en la asistencia periódica a controles en los centros de salud, donde se examina el seno mediante palpación y mamografías. 

Aun así, si la aparición del tumor se da entre pruebas podrían pasar varios meses hasta que se diagnostica el cáncer y se puede, por tanto, iniciar un tratamiento. Para ello los médicos recomiendan realizar autoexploraciones regulares, aunque no siempre son efectivas. 

TECNOLOGÍA PARA EL automonitoreo

La prestigiosa universidad tecnológica Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha inventado un dispositivo que usa la Inteligencia Artificial para detectar tumores mamarios en sus etapas más tempranas, un artefacto que podría ser revolucionario sobre todo para aquellas pacientes con alto riesgo de sufrir cáncer de mama. 

Una de sus características destacables tiene que ver precisamente con la capacidad de autoexploración que este ofrece, ya que se trata de un aparato flexible y portátil, de tamaño relativamente reducido y hecho mediante impresión 3D, que se fija a un sujetador.

Aunque el proyecto todavía es un prototipo, los resultados son prometedores, ya que permitiría a la usuaria llevar un control rutinario propio en cualquier momento y lugar haciendo que los cribados de cáncer de mama pudieran ser mucho más frecuentes, una práctica que podría salvar la vida de muchas pacientes.

La idea de la autora principal del proyecto, la profesora Canan Dagdeviren del MIT, era recrear el mecanismo de un ecógrafo en una versión miniaturizada, un dispositivo que funciona mediante una avanzada tecnología de ultrasonidos obteniendo y analizando imágenes del tejido mamario. 

Además, este tipo de tecnología es menos invasiva y eliminaría las incomodidades e incluso dolores que las mamografías provocan en muchas ocasiones, sin duda todo un ejemplo de perspectiva de género aplicada a la tecnología médica

¿cómo nos puede ayudar la inteligencia artificial?

La IA (Inteligencia Artificial) aplicada al campo médico usa métodos de aprendizaje automático para procesar grandes cantidades de datos y ofrecer respuestas en procesos de investigación y análisis que ayudan a los expertos en la toma de decisiones clínicas

Esto es posible gracias a la programación de algoritmos, reglas y patrones, y demás técnicas que en su conjunto simulan el funcionamiento de nuestro cerebro y ofrecen a la IA las capacidades de autoaprendizaje, desarrollo de los conocimientos obtenidos y creación de nuevos contenidos. 

El progreso de este tipo de tecnologías abre un nuevo camino para los procesos digitales de la medicina moderna que se podrá traducir en avances más rápidos y acertados en el diagnóstico de patologías, personalización de los tratamientos, mayor eficiencia en el análisis de imágenes médicas y, en general, la reducción de errores humanos de todo tipo. 

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