Hace tiempo que la ciencia conoce con los inequívocos beneficios que un abrazo, un apretón de manos o un simple gesto de afecto tienen para la salud, tanto física como mental. El tacto, un aspecto fundamental en la interacción social, es una necesidad humana fundamental. El contacto más simple con la piel pone en marcha un complejo proceso de mensajería neuronal que tiene efectos inmediatos.

Se sabe que el contacto social, por ejemplo, puede calmarnos cuando estamos estresados y aumentar nuestros niveles de oxitocina, asociados a actitudes cooperativas, y que una de las primeras sensaciones que experimentan los bebés es la caricia reconfortante de la madre. Sin embargo, en todos los casos se trata de mecanismos tan complejos que la ciencia apenas ha empezado a atisbar sus posibles beneficios.

Ahora, una revisión de estudios publicada recientemente en Nature Human Behaviour ha corroborado que el contacto físico, sea con quien sea, tiene incontables beneficios, tanto para la salud física como mental, hasta el punto de que puede ser útil tanto a reducir el dolor, la ansiedad y la depresión en adultos. 

Dicho esto, es difícil deducir hasta qué punto el simple sentido del tacto puede mejorar el bienestar de una persona, habida cuenta que los estudios individuales suelen centrarse en casos muy concretos, y a veces es posible que haya contradicciones. Por eso los investigadores decidieron revisar la bibliografía científica relacionada con este hecho. Su conclusión: el tacto es sumamente beneficioso para el bienestar físico y mental, a cualquier edad, en cualquier momento y con cualquier persona, animal u objeto. 

«Una cuestión clave de nuestra investigación es aprovechar los cientos de estudios individuales que existen para identificar qué tipo de tacto funciona mejor», afirma el profesor Keysers, director del Social Brain Lab, el departamento del Instituto para Neurociencia de Países Bajos, firmante de la investigación «¿Y si no tienes cerca a un amigo o a tu pareja para abrazarte? ¿Ayudaría también el tacto de un desconocido o incluso de una máquina? ¿Y con qué frecuencia? El estudio demuestra claramente que el tacto puede optimizarse, pero los factores más importantes no son necesariamente los que sospechamos». 

REVISIÓN DE MÁS CASI 13.000 CASOS

Los autores de la investigación revisaron un total de 212 estudios que recopilaban datos de 12.966 personas y recabaron datos sobre los beneficios, tanto físicos como mentales.

Dividieron los casos por cohortes de población (adultos o niños) tipo de duración de las caricias aplicadas (un abrazo único o masajes repetidos durante 60 minutos), así como los distintos resultados de salud medidos (desde beneficios como las mejoras del sueño o la presión arterial hasta las mejoras cuantificables en la salud mental), así como quién aplica la caricia, si es la pareja o un extraño. 

no hace falta que sea humano 

Revisando los casos de estudio, descubrieron algo bien curioso. Ya sean caricias, abrazos o masajes, la interacción táctil genera beneficios con independencia de quien las ofrezca: ya sea un abrazo de tu mejor amigo o un masaje de tu fisioterapeuta. De hecho, ni siquiera hace falta que sea un humano.

Según el estudio, el contacto físico con objetos o robots puede ser igual de eficaz para mejorar el bienestar físico. «Hay muchas personas que necesitan mejorar su bienestar, quizá porque se sienten solas, pero también porque pueden padecer afecciones clínicas. Estos resultados indican que un robot táctil tiene un gran potencial a la hora de ayudar a estos pacientes», explica Frédéric Michon, autor de la investigación.

El nuevo estudio añade un paso más a las múltiples posibilidades del uso de la robótica para el cuidado de la salud, y es que hace ya unos años que se publicó una investigación que demostraba que tocar un robot terapéutico llamado PARO reducía significativamente la percepción del dolor y los niveles de oxitocina en saliva. 

¿Y qué ocurre cuando acariciamos un animal? En la literatura científica abundan los casos de beneficios sensoriales derivados de las caricias hacia una mascota. Sin embargo, los investigadores querían ir más allá. ¿Hasta qué punto nuestra mascota puede beneficiarse de las caricias de su dueño?  Según reza la investigación, aunque el análisis se centra en los seres humanos, es bien sabido que muchas especies animales se benefician de las interacciones táctiles y que participar en ellas también fomenta su bienestar.

«Sería útil ver si el tacto de un animal o una mascota podría mejorar su bienestar, e inversamente si también se benefician de él, pero por desgracia simplemente no hay suficientes estudios, o debidamente controlados, para que podamos sacar conclusiones generales sobre estos temas», afirma Michon.

mayor beneficio a mayor afinidad

Eso sí, según los investigadores, tocar un robot sería bastante menos efectivo que una caricia humana en cuanto a salud mental ser refiere, y es que nuestro cerebro discrimina según el componente emocional. 

En este sentido, el estudio desveló asimismo que los beneficios del tacto eran mucho mayores cuando mayor era la afinidad con quien los ofrece. Por ejemplo, cuando el equipo analizó el impacto del tacto entre los recién nacidos, descubrieron que el impacto era mayor cuando lo hacían los padres que cuando lo hacía el personal sanitario. Un hallazgo que podría tener una gran repercusión, afirma Julian Packheiser, autor principal de la investigación, pues podría ayudar a reducir significativamente las tasas de mortalidad infantil en algunos países.

La experiencia demuestra que no hay nada como el abrazo o una caricia de alguien cercano, preferiblemente humano, aunque a veces prefiramos la compañía de un robot.

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