En los últimos días se ha hecho viral el caso de un zoo de China que ha tenido que desmentir públicamente que uno de sus osos fuera, en realidad, una persona disfrazada. Tal y como te contamos en nuestro último vídeo de TikTok, se trata de una osa malaya u osa solar llamada Ángela, que se hizo viral a raíz de unas imágenes en las que aparecía caminando erguida de manera muy parecida a un humano; y días más tarde, saludando a los visitantes. ¿Pero cuál es la razón de este extraño comportamiento?

El oso malayo u oso solar (Helarctos malanyus) es uno de los menos extendidos de su familia, así como el más peculiar: exhibe algunos rasgos únicos entre los osos y una inteligencia extraordinaria. Debido a su pequeño tamaño y su carácter pacífico y tímido, sumado a su tendencia a imitar a otros animales e incluso a los humanos, en el pasado se veían a menudo ejemplares domesticados convertidos en mascotas.

Este oso es el miembro más pequeño de la subfamilia Ursinae, que abarca a la mayoría de especies de oso salvo el panda gigante y el oso de anteojos: su peso promedio ronda los 45 kg. y mide entre 1.10 y 1.50 metros. Vive en las selvas de Indochina, en el sudeste asiático, aunque a causa de la presión humana y la deforestación su hábitat se ha fragmentado. Actualmente se encuentra catalogado como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), una situación que se define como “en peligro de extinción a menos que mejoren las circunstancias que amenazan su supervivencia y reproducción”.

La función de las manchas del oso malayo

Una de las características más llamativas del oso malayo es que en su pecho luce una zona de pelaje de color crema o anaranjado, generalmente en forma de “u” o “v”: al verse desde la distancia puede parecer el reflejo de la luz solar, de ahí el nombre por el que se le conoce popularmente en inglés, sun bear u oso solar.

Esta característica, de hecho, no es exclusiva del oso malayo: sus dos parientes relativamente cercanos, el oso negro asiático (Ursus thibetanus) y el oso perezoso (Melursus ursinus) también las poseen, aunque las del oso malayo son particularmente grandes y llamativas en relación a su tamaño. El tamaño, forma y color de la mancha puede variar: generalmente es blanquecina en las crías y se va tornando de color crema o marrón a medida que alcanzan la edad adulta; algunos individuos pueden incluso no tenerla.

La función primaria de esta mancha es sobre todo la identificación, ya que es característica de cada individuo. También tiene algunas funciones de comunicación intraespecífica, es decir, entre miembros de la misma especie: en particular, puede ayudar a estimar la edad de un animal ya que, con los años, este manto cambia de color y aparecen puntos oscuros. En algunas situaciones los osos pueden erguirse sobre sus patas traseras para mostrar su mancha a posibles adversarios, como una forma de reclamar que ese es su territorio.

El oso más inteligente

La segunda característica que llama la atención del oso malayo es su capacidad para caminar erguido sobre dos patas. Todos los osos, en realidad, tienen la capacidad de erguirse, generalmente para amedrantar a posibles rivales, para alcanzar comida en los árboles o para examinar sus alrededores. Lo que distingue a los osos malayos es su capacidad para mantener el equilibrio mientras caminan erguidos sobre dos patas, mientras que el resto de osos se tambalean si intentan moverse y deben volver a la posición cuadrúpeda.

Esto se debe a que las extremidades del oso malayo son más rectas de lo que es habitual en los plantígrados (los animales que caminan apoyando la planta del pie); esto, junto con la forma de su cadera, les permite adquirir una posición completamente vertical y mantener el equilibrio de una forma que ninguno de sus parientes puede hacer. Aunque otros osos puedan erguirse, siempre se encuentran ligeramente inclinados hacia delante y, al moverse, su peso hace imposible mantener la postura erguida; mientras que el oso malayo puede erguirse completamente recto como lo haría una persona y, al moverse, distribuir su peso para mantener el equilibrio.

Esa capacidad de caminar erguidos no es la única cosa en la que se parecen a los humanos. Los osos malayos tienen una predisposición natural al mimetismo y son conocidos por imitar los gestos de sus congéneres e incluso de otras especies. Se han reportado casos de osos malayos que imitan a los humanos si estos les saludan, ya que son animales poco agresivos que generalmente no atacan salvo en casos muy específicos, cuando sienten un peligro para ellos o sus crías, si están heridos o se les provoca o amenaza.

Finalmente, destacan por su gran variedad de expresiones faciales y su facilidad para imitarlas: un estudio de 2019 concluyó que tienen la capacidad de imitar expresiones faciales con un grado de precisión parecido a los gorilas, una habilidad directamente relacionada con su grado de sensibilidad social. También se les considera los osos más inteligentes: se ha observado que son capaces de usar sus garras como “llave” para abrir cajas que contienen alimentos.

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