Criaturas esquivas y que han permanecido ocultas en sus madrigueras durante los últimos 3 millones de años. Se trata de dos nuevas especies de topo bautizadas como Talpa hakkariensis Talpa davidiana tatvanensis, y ambas acaban de engrosar la lista de la conocida familia talpidae, en la que se incluyen topos y desmanes.

Los detalles del hallazgo, llevado a cabo por un equipo conjunto de investigadores de las universidades de Indiana (Estados Unidos), Ondokuz Mayis (Turquía) y Plymouth (Reino Unido), se recogen recientemente en un artículo publicado en la revista especializada Zoological Journal of the Linnean Society, en el cual se informa que las pruebas de ADN han confirmado que las nuevas nuevas especies son biológicamente distintas a los demás parientes conocidos de la familia. 

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Pese a tratarse de especies distintas, Talpa hakkariensis y Talpa davidiana tatvanensis habitan las regiones montañosas en el este de Turquía y ambas se han adaptado a sobrevivir en temperaturas de pueden superar los 50°C en verano, pero también a pasar los inviernos bajo una de capa de nieve de hasta 2 metros de espesor. 

El autor principal del trabajo, profesor de Biología Acuática en la Universidad de Plymouth y también responsable del descubrimiento de cerca de 80 nuevas especies animales, David Bilton, expresa que estos dos nuevos descubrimientos resultan de gran importancia por varias razones. «Por un lado, resulta extremadamente raro encontrar nuevas especies de mamíferos en la actualidad”, explica. “Solo se han identificado alrededor de 6.500 especies de mamíferos en todo el mundo y, en comparación, se conocen, por ejemplo, alrededor de 400.000 especies de escarabajos». 

«Resulta extremadamente raro encontrar nuevas especies de mamíferos en la actualidad”

«Superficialmente, los nuevos topos que hemos identificado en este estudio parecen similares a otras especies, ya que vivir bajo tierra impone serias limitaciones en la evolución del tamaño y la forma del cuerpo», continúa. «En realidad, existe un número limitado de opciones disponibles para los topos, pero nuestro estudio destaca cómo, en tales circunstancias, podemos subestimar la verdadera naturaleza de la biodiversidad, incluso en grupos como los mamíferos, donde la mayoría de la gente asumiría que conocemos todas las especies con las que compartimos el planeta”.

Los hallazgos elevan el número de topos euroasiáticos conocidos de 16 a 18, cada cual con sus propias características genéticas y físicas. Para identificar y diferenciar a estos dos últimos representantes del género, los investigadores estudiaron el tamaño y la forma de varias estructuras corporales, utilizando análisis matemáticos avanzados, que también compararon con algunos de los especímenes recolectados durante el pasado siglo XIX que aún están disponibles en las colecciones de los museos.

Posteriormente un análisis complementario del ADN de los topos y una comparación detallada con otras especies conocidas confirmaron su carácter único. Como resultado, Talpa hakkariensis, hallado en la región de Hakkari, en el sureste de Turquía, se identificó como una nueva especie de topo, muy distinta tanto en términos de morfología como de ADN.

Talpa davidiana tatvanensis, que se encuentra cerca de Bitlis, también en el sureste de Turquía,  se identificó como morfológicamente distinta, pero se clasificó como una subespecie de Talpa davidiana, la cual fue identificada por primera vez en 1884, y en la actualidad se encuentra catalogada como especie de las que no se tienen suficientes datos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

“No tenemos dudas de que futuras investigaciones revelarán una diversidad adicional, y que aún quedan más y nuevas especies de topo por descubrir en esta y otras regiones adyacentes», añade Bilton.

«Ante las crecientes demandas de la sociedad para salvaguardar la biodiversidad global, si buscamos proteger especies, primero debemos saber que existen», continúa. «Gracias a este estudio, hemos dado a conocer una nueva especie que había permanecido oculta, lo que nos ayudará a comprender mejor la biodiversidad de esta familia de mamíferos y del entorno en el que habitan, algo que siempre resulta fundamental para que los expertos en conservación, y la sociedad en su conjunto, puedan considerar la mejor manera de gestionar cada pequeña parcela del planeta”. 

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