El virus de Epstein-Barr -VEB- también conocido como el virus del herpes humano 4, es un miembro de la familia de los virus del herpes. Se trata de uno de los virus más comunes en los seres humanos. De hecho, el VEB se encuentra en todo el mundo y se calcula que la inmensa mayoría de las personas, aproximadamente el 95% de la población mundial, se ha infectado con el VEB en algún momento de su vida. 

El virus de Eptein-Barr se transmite principalmente a través de la saliva, causando la enfermedad de Pfeiffer, más conocida como monocleosis infecciosa, o más si cabe aún, como la enfermedad del beso. La infección primaria es este virus puede provocar un cuadro agudo de fiebre y suele ser rechazada por el cuerpo, generalmente, en el transcursos de entre 2 y 3 semanas.

Sin embargo, a diferencia de otros virus, el sistema inmunitario humano no elimina el VEB después de la infección primaria, motivo por el que una vez incubado puede transmitirse de por vida.

Pero además de la infección primaria, el VEB también es un factor de riesgo para el desarrollo de otras enfermedades mucho más graves, agresivas y peligrosas, como la esclerosis múltiple, linfoma de Hodgkin y algunos cánceres de garganta o nariz; y pese al potencial peligro de este virus para la salud pública, nunca se había desarrollado un vacuna contra el mismo. 

La buena noticia es que ahora, no obstante, un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Médica Berghofer, en Brisbane, Australia, parece haber encontrado una nueva vacuna candidata para el virus Epstein-Barr; sus hallazgos, los cuales se han mostrado prometedores en ensayos con ratones, se publican esta semana en la revista  Nature Communications

«Como actualmente no se ha aprobado ninguna vacuna para la protección contra este virus generalizado, existe una necesidad global apremiante dar con ella», declara Rajiv Khanna, líder del equipo que ha diseñado la potencial vacuna dirigida a los ganglios linfáticos. 

Tras probar su vacuna en ratones, los científicos descubrieron que la administración de la vacuna resultó en la producción de potentes anticuerpos y células T específicas para el virus de Epstein-Barr, y que se mantuvieron durante al menos siete meses después de la vacunación en el modelo de ratón. Los autores también demostraron la capacidad de la vacuna para inducir inmunidad para controlar la propagación de tumores asociados con el VEB y así controlar el crecimiento tumoral en un modelo de linfoma en ratones.

Los investigadores declaran que aún se necesitan más investigaciones para determinar qué tan bien funcionaría la vacuna en el contexto de la infección primaria, qué tan bien se transfieren los resultados en pruebas con seres humanos y cual será la estabilidad a largo plazo de la inmunidad inducida por la vacuna, sin embargo, se muestras optimistas de cara futuro. 

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