La tradición de los premios Nobel cuenta con tan solo 5 científicos laureados con uno de estos galardones en más de una ocasión. Más de 1.200 artículos, 850 de ellos académicos, son los que le llevaron a uno de ellos, Linus Pauling, a merecer en 1954 el premio Nobel de Química. Su incansable activismo político en contra de las pruebas nucleares sería también recompensado algunos años más tarde, en 1962, con el premio Nobel de la Paz.

Sin embargo, y a pesar de estar considerado como uno de los 20 científicos más importantes del siglo XX y uno de los químicos más influyentes de la historia, muchos son los que hoy desconocen la figura de Linus Pauling. 

Linus Carl Pauling nació el 28 de febrero de 1901 en Portland, Oregón, Estados Unidos. Destacó por su actividad como ingeniero químico y bioquímico, aunque él se consideraba asimismo también como biólogo molecular, cristalógrafo e investigador médico, como explicaremos unas líneas más adelante, en este último caso sin demasiada fortuna. 

La primera infancia Pauling estuvo marcada por el trabajo de su padre, un farmacéutico de escaso éxito que mantuvo al pequeño Linus recorriendo la geografía del estado de Oregón hasta su prematura muerte, cuando nuestro protagonista tenía tan solo 9 años. Quizá el trabajo de su padre, unido a hecho de que uno de sus amigos de la infancia tenía un pequeño laboratorio de química en su habitación, fuera lo que despertara el interés de Pauling por la química. 

En 1917 Pauling ingresó en la Universidad Estatal de Oregón, donde se licenció en ingeniería química 3 años después, en 1922. Continuaría sus estudios en el Instituto Tecnológico de California -Caltech- en el cual se doctoró en 1925 con una investigación sobre el empleo de la difracción de los rayos X para la determinación de la estructura de los cristales. 

Tras terminar sus estudios de doctorado, Pauling recibió una beca de la Fundación Guggenheim que le permitió viajar a Europa, donde colaboró con algunos de los científicos más destacados de su época, entre otros, Niels Bohr o Erwin Schrödinger, y a cuyo regreso, en 1927 sería designado como profesor asistente en el Caltech, donde daría comenzó a una larga carrera de enseñanza e investigación.

Desde entonces, el análisis de la estructura química se convertiría en el tema central de su obra científica y sus primeros 5 años en el Caltech serían tremendamente productivos. Fue durante este período que el químico publicó alrededor de 50 artículos, dando luz, además, a las llamadas reglas de Pauling para determinar la estructura molecular de los cristales complejos.

Algunos años más tarde, en 1932, Pauling  también concibió la noción de electronegatividad, es decir, la capacidad de un átomo para atraer los electrones hacia sí mismos, y estableció la escala de Pauling, una clasificación de la electronegatividad de los átomos. Ese mismo año también publicaría el artículo en el que desarrolló el novedoso concepto de hibridación orbital. 

Sus constantes investigaciones le llevaron finalmente a editar su famoso libro de texto The Nature of the Chemical Bond, publicado en 1939 el cual citado en más de 16.000 ocasiones por otros autores es considerado uno de los más importantes trabajos jamás publicados en el campo de la química.

Sus investigaciones sobre la naturaleza del enlace químico y sus aplicaciones a la determinación de la estructura de las sustancias complejas le valieron a Pauling el Premio Nobel de Química en 1954. Sin embargo, a lo largo de su carrera, Pauling hizo contribuciones significativas en los más diversos campos científicos: por ejemplo, investigó las estructuras de las proteínas y fue pionero en el uso de la difracción de rayos X para estudiar su conformación.

Sus investigaciones también lo llevaron a formular el concepto de la estructura secundaria de las proteínas, como las hélices alfa y las láminas beta, sentando las bases para la comprensión de la bioquímica y la biología molecular, e incluso a sugerir la estructura helicoidal de la molécula de ADN.

En 1949, también publicaría en la revista Science la primera prueba de la relación entre una enfermedad humana y un cambio en una proteína específica, demostrando que la anemia de las células falciformes era provocada por modificaciones en la estructura de la hemoglobina. Un año más tarde, en 1950, demostró junto a otros científicos que el principal responsable del smog fotoquímico de las ciudades eran consecuencia de las emisiones de los automóviles, lo cual le llevó a ser uno de los primeros científicos en tratar de desarrollar un coche eléctrico. 

Pero pese a todos sus notables logros científicos, los cuales culminaron con el nobel de Química, lo que verdaderamente catapultó a Linus Pauling a la fama mundial fue su segundo Premio Nobel, el de la Paz, recibido por sus esfuerzos en la lucha contra las pruebas nucleares y su defensa del desarme nuclear. Su faceta activista no se desarrollaría hasta pasada la Segunda Guerra Mundial. Durante esta, de hecho, contribuiría con atino en la puesta a punto de explosivos y combustible, e incluso desarrollaría un detector de nivel de oxígeno para los submarinos.

Tal era la virtud de Pauling, recordemos, además uno de los mayores expertos del mundo en el campo del enlace químico, que incluso el director del Proyecto Manhattan, el propio Robert Oppenheimer, ofrecería al investigador encabezar el departamento de química del proyecto para desarrollar la bomba atómica. 

A raíz de sus contribuciones durante la guerra, el gobierno de los Estados Unidos concedería a Pauling la Medalla Presidencial al Mérito, en 1948. Sin embargo, una serie de circunstancias, como el desarrollo de pruebas nucleares, el lanzamiento de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, e incluso, dicen que la insinuación en varias ocasiones del propio Robert Oppenheimer a su esposa, motivaron que el químico tomara una postura abiertamente contraria a las armas y pruebas nucleares.

La postura de Pauling no sería objeto de indiferencia. Así, bajo sospecha de colaborar con el comunismo, su pasaporte sería confiscado en 1952 por el gobierno americano antes de partir hacia un congreso en Londres. No obstante, sus continuas contribuciones por la paz en los años consecutivos, materializadas entre otras iniciativas en la firma del el Manifiesto Russell-Einstein o una carta firmada por más de 11.000 científicos pidiendo la suspensión de las pruebas nucleares que Pauling y su esposa presentaron ante la Organización de las Naciones Unidas, sirvieron para que, en 1962,  Pauling se convirtiera en una de las pocas personas en recibir dos permios Nobel al recibir el Nobel de la Paz. 

La excelente carrera de Pauling, no obstante, cuenta con una pequeña mancha en el curriculum, y es que, durante su estancia en la Universidad de Stanford, los intereses científicos del químico se centrarían en una molécula en particular: el ácido ascórbico, más conocido como la vitamina C. Sobre esta acabaría defendiendo con gran controversia -y pocas pruebas empíricas- que grandes dosis de la misma podían resultar en un tratamiento efectivo contra el cáncer, generando un gran escepticismo en las últimas etapas de su vida hacia varios de sus trabajos. 

En una ironía del destino, tanto Pauling como su esposa, Ava Helen Pauling, desarrollaron cáncer. Esta fallecería de cáncer de estómago en 1981. Diez años después, sería nuestro protagonista el que descubrió que tenía cáncer de próstata, y aunque se sometió a varias cirugías, tratamientos, y probablemente altas dosis de vitamina C, su vida acabaría en su rancho en la costa de Big Sur de California un 19 de agosto de 1994, a la edad de 93 años. 

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