Mucho se ha escrito sobre los efectos de los ciclos lunares en algunos aspectos de la vida en la Tierra, como las cosechas. Los efectos de la gravedad lunar en las mareas son muy conocidos. Sin embargo, la influencia de las fases lunares en el comportamiento de las migraciones animales sigue siendo un misterio.

Hace unos años, investigadores de la Universidad de Lund, liderados por el biólogo Gabriel Noverik, llegaron a la conclusión de que la luz de la Luna ayuda a algunas aves a cazar más en menos tiempo. Esta relación les hizo plantearse la pregunta que les llevó a un nuevo estudio: ¿Sería posible que las aves observaran la Luna para sincronizar su viaje con ella?

CÓMO AFECTA LA LUNA LLENA AL COMPORTAMIENTO DE LAS AVES

Para realizar el estudio, se colocaron sensores GPS y de movimiento en 39 chotacabras europeos (Caprimulgus europeaus) para seguir el recorrido de sus migraciones y medir sus niveles de actividad física.

Por un lado, podían saber con el GPS si estaban viajando o realizando una parada. Y por otro, gracias a los sensores de movimiento, pudieron medir la intensidad de su aleteo y saber si estaban cazando o en reposo.

Por último, compararon los momentos de actividad de estas aves con las fases de la Luna, para ver si existía una relación entre sus momentos de caza y migración, y nuestro satélite.

Lo que pudieron observar los científicos fue lo siguiente:

Los días de luna llena y estando en un momento de parada (y no de viaje), los chotacabras se movían hasta 2.5 veces más que en cualquier otro momento

Tras sus paradas, los chotacabras, de forma sincronizada, emprendían el vuelo exactamente 11 días después de la luna llena.

Las conclusiones a las que llegaron fueron que, por un lado, estas aves conseguían cazar muchos más insectos durante las noches de luna llena, porque su luz les ayudaba a ver mejor. Por otra parte, el hecho de que todos los individuos partieran a la vez, 11 días después de la luna llena, les hizo pensar que lo hacían deliberadamente, de forma sincronizada con ella.

Ahora bien, aunque comprobaron que estos dos factores iban correlacionados, lo cierto es que no siempre había sincronía entre el momento de sus paradas y la luna llena.

Resolvieron que esto podía ser porque, o bien los chotacabras empezaron su viaje de migración en momentos diferentes (y por eso no todos paraban al mismo tiempo), o bien porque otros factores, como el viento o la dificultad de encontrar un sitio para pararse, impedían que pudieran llegar a tiempo de coincidir con la luna llena.

Así pues, se puede decir que coincidir con la luna llena favorece que los chotacabras (y como se vio en posteriores experimentos, otras especies de aves que cazan de noche) consigan reponer antes su energía, y que puedan realizar sus viajes de migración en menos tiempo; aunque por circunstancias de la vida no sea posible conseguirlo siempre.

QUÉ MÁS SABEMOS SOBRE LOS CHOTACABRAS Y LA LUNA

Los chotacabras son unas aves de pequeño tamaño que se reproducen en el norte de Europa y también son comunes en España, aunque son difíciles de ver. Su plumaje es de color marrón, y se camuflan con las hojas secas y la tierra de los claros del bosque y zonas de matorral.

Algo muy curioso sobre ellos es que hacen nidos en el suelo, donde se esconden completamente. Cuando algún animal pasa cerca suyo, aplastan su cuerpo contra la tierra para que no les vean, y no vuelan de allí a menos que esté muy cerca, a apenas 2 metros.

Otra de sus tácticas de camuflaje es orientar su cuerpo hacia el sol, de manera que nunca proyectan sombra y no pueden ser vistos. Por el mismo motivo, cuando se coloca en una rama, en vez de ponerse de forma perpendicular, como hacen otras aves, se coloca a lo largo.

Tienen la cabeza chata y los ojos grandes y negros. Son depredadores visuales y sólo cazan de noche. Su única arma de caza es su agilidad al volar y la capacidad de visión nocturna. Como no tienen otros elementos, como un oído desarrollado o ecolocalización, la luz de la Luna, del amanecer y el crepúsculo, son determinantes en su alimentación.

De hecho, la capacidad de ver a sus presas consiste en detectar sus siluetas cuando se ponen a contraluz. Si bien los astros le permiten ver, los elementos de luz artificial, como las farolas, los deslumbran. Cada año se documentan numerosas muertes de aves nocturnas debido a este hecho.

UN ANIMAL DE LEYENDA

Su capacidad para el camuflaje y su vida de noche las convirtieron en aves de leyenda. Su nombre, caprimulgus, viene del latín : “Capri”, de cabra y “mulgus”, del verbo ordeñar. La traducción de su nombre a varios idiomas (Chotacabras en castellano, succiacapre en italiano, Goatsucker en inglés… ) mantiene este significado hasta día de hoy.

Durante mucho tiempo ,se creyó que estas aves visitaban a las cabras de noche y bebían su leche, motivo por el que después caían enfermas. Esto no tenía fundamento ninguno, pero se ha llegado a entender esta leyenda porque, al ser un pájaro que come insectos, podría ser que rondara las zonas de ganado, donde abundan. Debido a esto y a la mala prensa de los animales nocturnos, se responsabilizaba a los chotacabras de las enfermedades que pudieran pasarles a las cabras.

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