México se ha convertido en el centro de atención de los meteorólogos por el fenómeno que está detrás de su significativo aumento de temperaturas: la cúpula de calor o domo de calor (del inglés: heat dome).

El domo de calor es un evento climático que ha convertido amplias franjas de México en hornos a fuego lento. Este fenómeno es algo más que un evento aislado; se trata de un patrón atmosférico sofocante, una especie de gigantesca burbuja de aire caliente que se forma bajo las condiciones de alta presión. Cuando la presión atmosférica empuja el aire caliente hacia abajo, actúa como una tapa que encierra el calor. 

Así, lo que está pasando en México es más que un golpe de calor pasajero. En Ciudad de México, la temperatura más alta jamás registrada fue de 33,8°C, un hito que se estableció en el año 1998. Es importante contextualizar lo extraordinario de esta cifra, pues estamos hablando de una ciudad enclavada a unos 2.200 metros sobre el nivel del mar. En ese entorno, 34 grados Celsius son algo más que un simple día caluroso, es un nivel de calor prácticamente sin precedentes.

Pero lo inimaginable está sucediendo. La semana pasada, los termómetros en la Ciudad de México flirtearon temerariamente con ese pico histórico. Al mismo tiempo, en las regiones del norte del país, las temperaturas se dispararon aún más, superando con creces los 40 ºC.

ORIGEN DEL FENÓMENO

En primera instancia, todos los indicios apuntan a que estos sucesos de domos de calor están intrínsecamente vinculados a fluctuaciones drásticas en las temperaturas oceánicas. Es un efecto dominó en toda regla: el agua caldea el aire, este aire calentado avanza hacia el interior de la tierra y, al encontrarse en tierra, queda confinado por un sistema de altas presiones alojado entre dos masas de agua cada vez más cálidas.

Es como si estuviéramos entre la espada y la pared, con la presión de un lado sumándose a la presión del otro, y todo ello coronado por una poderosa columna de aire que empuja hacia abajo, creando una especie de olla a presión atmosférica. 

PREOCUPACIÓN MÁS ALLÁ DE MÉXICO

La ola de calor se ha extendido hacia el este, adentrándose en las aguas del Caribe y hasta las costas de Centroamérica, regiones que también han experimentado un calor intensamente sofocante. 

El comportamiento impredecible y caprichoso del domo de calor es especialmente inquietante. Los cambios bruscos en las temperaturas del océano pueden agravar aún más la situación, contribuyendo a la formación de más domos de calor y, por tanto, a más olas de calor.

Esta ‘olla a presión’ atmosférica ha estado desatándose con una intensidad y duración sin precedentes, en su mayoría en las últimas décadas, lo cual debería preocuparnos a todos. Porque estas situaciones están alterando y redefiniendo las normas climáticas que hemos llegado a considerar como estables.

EFECTOS EN ESPAÑA

En Europa, los ojos están puestos con preocupación en las aguas que rodean a España, en particular en las del Atlántico y el Mediterráneo, que han estado alcanzando temperaturas históricamente altas.

¿Estamos a las puertas de una era en la que los domos de calor se convertirán en una característica permanente de nuestro clima? ¿Cómo podemos adaptarnos y mitigar estos efectos? Las respuestas aún no están claras, pero es evidente que necesitamos entender y abordar esta creciente amenaza climática

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