Cuantos menos esperpéntica fue la llegada a meta de la media maratón de Alcudia, prueba que se disputó este fin de semana y en la que participaron unos 800 corredores.

De entre todos ellos, el más rápido fue Luis Agustín Escriche, que llegó a la línea de meta sobrado, a un ritmo por debajo de los 3 minutos y 20 segundos por kilómetro que no encontró rival en esta prueba.

Sin embargo, cuando estaba a punto de cruzar la meta y romper la cinta de ganador, Escriche miró su reloj y se detuvo, provocando la sorpresa del speaker, que se preguntaba en alto: «¿»Cruza la meta, crúzala. No sabemos exactamente por qué no cruza la meta, pero ahí está».

Una de las imágenes curiosas del fin de semana:

🇪🇸 Luis Agustín Escriche se para antes de cruzar la meta de la Media Maratón de Alcudia para no batir el récord de la prueba por mucho tiempo

ℹ️ El premio extra son 150€ y quiere volver a batirlo en 2023 pic.twitter.com/7ArDWyJmpI

— José Manuel Amorós (@AmorosCuatro) October 3, 2022

Pasados unos 30 segundos, el ganador cruzó la meta y se conoció la razón de su curioso comportamiento: quería batir el récord de la carrera, lo que implica una prima de 150 euros, pero no quería bajarlo en demasía para poder volver a batirlo el año que viene y volver a llevarse el precio económico. Y así, Escriche paró el reloj en 1:08:45, 35 segundos menos que la mejor marca.

El comportamiento de Escriche ha recibido todo tipo de comentarios en las redes sociales, tanto de felicitaciones como de críticas pero no hay que olvidar que no es pionero. A un nivel mucho más alto, muchos atletas internacionales se frenan o prefieren ir superando récords muy de poco en poco por cuestiones económicas. El pertiguista sueco Armand Duplantis es un buen ejemplo, elevando la pértiga de centímetro en centímetro y así embolsándose miles de euros por cada plusmarca.

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