Australia cuenta con unas 600.000 especies nativas, muchas de ellas únicas en el mundo. Desde 1770, ha perdido un centenar de ellas, y actualmente hay casi 2.000 que están catalogadas como amenazadas según las leyes nacionales. Estas cifras convierten al país en uno de los que tienen más especies en peligro en extinción, básicamente porque, debido a su gran tamaño, su orografía y escasez de depredadores autóctonos, es un territorio especialmente propicio para las especies invasoras.

Para evitar este declive, el Gobierno federal se ha fijado el fin de evitar nuevas extinciones de la vida silvestre australiana. El plan pretende proteger por ley el 30% de la superficie terrestre y el mismo porcentaje de sus aguas para 2030. Se divide en objetivos que se centran en temas específicos, entre ellos, la recuperación especies amenazadas, la lucha contra animales y plantas invasoras, la protección del hábitat y el cambio climático.

El plan pretende proteger por ley el 30% de la superficie terrestre y el mismo porcentaje de sus aguas para 2030.

Con una inversión de 146 millones de dólares se espera así proteger al menos a más de un centenar de especies animales y unas 20 localizaciones. Entre las prioridades se encuentra el walabí cola cepillo de las rocas (Petrogale penicillata), la serpiente gris de Queensland (Hemiaspis damelii) o el pequeño walabí parma (Macropus parma), mientras que los nuevos lugares incluyen las Montañas Azules y los Alpes australianos.

También en el norte de Australia, la propagación de la exótica hierba Gamba (Andropogon gayanus) es particularmente preocupante, pues amenaza a las plantas nativas, desplazándolas de su hábitat. Esta mata gigante procedente de África también acelera la combustión del fuego y ayuda a su propagación. Reducir el impacto de esta planta invasora apoyará la recuperación de, al menos, 5 especies prioritarias.

Críticas a las medidas de protección

Las críticas a estas medidas se han centrado, sobre todo, en su alcance limitado. En primer lugar, porque prevenir las extinciones requeriría una financiación mucho mayor para las medidas de conservación y la recuperación de especies amenazadas. Los Verdes australianos también señalan que los objetivos serán «inaccesibles» si los gobiernos continúan abriendo nuevas reservas de carbón y gas.

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