En el corazón de la nebulosa de Orión, el Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha destapado la existencia de los JuMBOs (Jupiter Mass Binary Objects, u Objetos Binarios de Masa Joviana), una serie de entidades celestes que borran las líneas que separan a los planetas de las estrellas.

 

La diferencia entre un planeta y una estrella, en principio, parece clara. Sin embargo, la distinción se vuelve borrosa cuando observamos gigantes gaseosos como Júpiter y objetos estelares como las enanas marrones. Ambas, aunque con masas distintas, comparten una composición similar, que no es una roca mayormente sólida como es la Tierra.

La clave para desentrañar esta distinción radica en cómo estos objetos celestes alcanzan la masa crítica necesaria para desencadenar reacciones nucleares en su núcleo. Las estrellas nacen cuando las nubes de gas colapsan bajo su propia gravedad, alcanzando masas suficientes para fusionar hidrógeno en helio. Por otro lado, las enanas marrones, con masas entre 13 a 80 veces la de Júpiter, no alcanzan este umbral crítico y se quedan cortas en el camino hacia la fusión nuclear. Ahora, los JuMBOs vienen a añadir una capa más de complejidad a este escenario.

JuMBOs, Entes gaseosos

Estos entes son de carácter gaseoso, exhibiendo vestigios de metano y vapor en su atmósfera, con una temperatura superficial que alcanza los 1,000 °C. Al no estar vinculados a ninguna estrella, se prevé que los JuMBOs experimenten un enfriamiento progresivo a lo largo de los siguientes millones de años.

La emblemática fotografía, obra del telescopio James Webb, es el fruto de la fusión de 700 imágenes capturadas en el transcurso de una semana mediante el uso del instrumento de infrarrojo cercano (NIRcam). En la imagen compuesta, se descubren los minúsculos dúos de objetos resplandeciendo y cerniéndose en una sección de la nebulosa.

Objetos extremadamente pequeños

Situado en el cúmulo del Trapecio, en la nebulosa de Orión, un vivero estelar de apenas 300.000 años de antigüedad, el JWST ha revelado objetos extremadamente pequeños, con masas incluso inferiores a la de Júpiter. 

Los nuevos datos muestran que, en condiciones adecuadas, los choques e interacciones en la nebulosa pueden llevar a la formación de objetos con masas tan bajas como 0,6 veces la de Júpiter, o lo que es lo mismo, dos veces la masa de Saturno.

Estos JuMBOs podrían ser planetas liberados de la gravedad de las estrellas con las que se formaron tras alguna interacción relevante. Sin embargo, la alternativa, que aún no tiene explicación teórica, es que podrían haberse formado como estrellas. Lo más intrigante es que alrededor del 40% de estos objetos se encuentran en pares binarios, lo que sugiere una formación completamente distinta a la de los planetas de masas similares.

Este descubrimiento plantea una pregunta fascinante: ¿cuán pequeño puede ser un objeto que se forma como una estrella? 

A medida que se planean observaciones de seguimiento con el JWST, los científicos buscan desentrañar los misterios de estos JuMBOs y su papel en el vasto escenario cósmico. ¿Son estos objetos una parte sustancial de los planetas que vagan libremente por la galaxia, sin ataduras a una estrella? Aunque aún no hay respuestas definitivas, lo cierto es que la nebulosa de Orión y sus JuMBOs han abierto una ventana a la exploración de las fronteras entre planetas y estrellas, prometiendo redefinir las teorías de formación estelar y planetaria.

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