Ya no hay milímetro del cuerpo de un deportista que no se analice para sacar el mayor aprovechamiento posible. Desde hace tiempo la nutrición es una parte fundamental de la preparación en cualquier deporte. Al talento, a la técnica, a la fuerza, a la velocidad, a la mentalidad y al descanso se ha unido el estudio de las necesidades nutricionales de los deportistas para una doble vertiente: el desarrollo máximo de sus cualidades y la prevención de las lesiones. Y en este proceso hay implicados diferentes estamentos científicos: médicos, fisioterapeutas, nutricionistas y cocineros. Un equipo multidisciplinar del que forman parte desde hace catorce años Sergio Brisa y Emanuela Gornati , cofundadores de MioBio. «Hace 5 años un club de Primera división nos planteó un problema: los clubes gastan muchísimos recursos en mediciones, estudios metabólicos y clínicos de los deportistas, para saber su metabolismo. Y se diseñan protocolos nutricionales a partir de esos datos, indicando qué alimentos toleran mejor y desarrollan su rendimiento. Pero la responsabilidad a partir de ahí recaía en el jugador y veían que los protocolos no se cumplían. ¿Por qué? Porque hay jugadores que no saben cocinar o no tienen ideas para variar el menú y acaban comiendo siempre lo mismo o no quieren dedicarle tiempo a estudiar estos macros, a pesar la cantidad que necesitan, y acababan pidiendo comida a domicilio», comenta Brisa para ABC. Ahí entran su trabajo y el de Gornati, diseñadora de menús y chef ejecutiva, en esa traducción de los datos metabólicos en platos adecuados, atractivos y variados que permitan al jugador olvidarse de la cocina y centrarse en su rendimiento deportivo, consciente de que lo que ingiera es específicamente lo mejor para él. Hasta llevar los platos a la mesa de los futbolistas. Trabajan con equipos de Primera y segunda división, con atletas de élite y federaciones, (también con deportistas amateur), así que Brisa y Gornati pueden parafrasear el refrán de ‘Dime con quién andas y te diré quién eres’ y adaptarlo a su trabajo: ‘Dime qué deporte practicas o en qué posición juegas en el campo y te diré qué menú necesitas’. Hasta ahí llegan el detalle de sus conocimientos médicos que trasladan después a sus propuestas alimenticias. No todos los jugadores pueden o deben comer 200 gramos de pasta, si no 125 o 160 . Y esa información se distribuye en desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. «Entendemos el lenguaje médico porque hemos trabajado con muchos médicos. Así que nos es fácil transformar esa información en recetas variadas según los usos del deportista. Recetas diseñadas semanalmente y adaptadas a las condiciones y a los gustos de cada jugador que garantizan que come exactamente lo que necesita ». Y eso cambia en función de muchos variables: la posición en el campo, si es día de partido o de descanso, si el partido es por la mañana, por la tarde o más hacia la noche, si ha hecho más carga de trabajo por la mañana o por la tarde, si es verano o invierno, si llega del verano, como en estos inicios de temporada o ya está a mitad. «Si al jugador le damos lo que necesita le estamos aportando rendimiento, energía, salud, y podemos prevenir lesiones. Trabajamos con científicos en áreas de prevención y podemos garantizar que el consumo energético es el idóneo para cada cuerpo», continúa Brisa. Y añade: «Si hay muchos goles en los últimos minutos de partido es porque ese jugador ha cuidado más el físico y la nutrición, para no desfallecer y seguir teniendo energía al final del partido». Noticias Relacionadas estandar Si VUELTA A ESPAÑA Evenepoel se preparó en el hotel de la hipoxia José Carlos Carabias estandar No VUELTA A ESPAÑA Una millonaria máquina de PCR salva del despido a Juan Ayuso José Carlos Carabias El valenciano admite que muchos jugadores siguen comiendo muy mal, que en la Serie A italiana y en la Premier inglesa, ligas con las que también colaboran, están más adelantados que en España en cuestión nutricional. «A veces el jugador no está mentalizado de que el principal activo que tienen es su cuerpo. Que con él ganan o pierden dinero. Por su físico. Si está bien o mal. A veces se retiran con 33 o 34 años y eso, ahora, se podría evitar y alargar. Y hay muy buenos ejemplos de eso: Modric, inagotable casi en los 40. O Messi, Cristiano, Llorente, Albiol… futbolistas que llevaban un control de la alimentación enorme». Observa, no obstante, que se está instalando como otra parte del entrenamiento incluso en jugadores jóvenes, pues ellos trabajan también con canteras, futbolistas de 16 y 17 años. MioBio funciona con una mezcla de tecnología punta y tradición casera y alimentos de proximidad. Recibidos los datos que les envían los servicios médicos de los equipos, Gornati utiliza la inteligencia artificial para encontrar siempre la receta perfecta en cuestión de peso, ingredientes, vitaminas y otros factores. «Mi especialidad era crear recetas: cómo crear y combinar los productos. A lo largo de los años hemos creado un número de recetas ingente. Ha habido mucha investigación y muchas experiencias que vamos incorporando. Y sigue habiendo investigación porque la alimentación evoluciona mucho. Comemos cosas que no comíamos hace cinco años. Y antes esa elección de las recetas se hacía de forma manual, pero con la inteligencia artificial podemos ser más rápidos para encontrar la combinación perfecta y para variar. En un menú mensual no habrá platos que se repitan. Le damos una vuelta a todo para que sea atractivo. E introducimos pequeños cambios diarios según lo que nos digan los servicios médicos después de cómo ha reaccionado un jugador en un partido o en un entrenamiento». Pero para reconstruir esos datos en forma de plato, la tradición. «Tengo raíces italianas, así que hay mucha comida de caldero, todo casero y con alimentos de proximidad porque los podemos controlar mejor. Hay alimentos vetados: los condimentos artificiales, en polvo; no sabemos lo que es el tomate frito o productos industriales. Son líneas rojas que no traspasamos. O la forma de cocinar, que también es imprescindible: mejor a baja temperatura para no eliminar nutrientes y mantener el sabor, para que la digestión sea más fácil y el jugador pueda trabajar y dormir mejor. Y todo de temporada y kilómetro cero». Hablan con los jugadores para obtener más información sobre sus gustos. Para que la verdura no sea un ‘rollo’ y se olviden del pollo a la plancha y el arroz. Algunos, incluso, han incorporado esos menús para el resto de la familia. Les explican también el por qué de cada plato. Cuanta más información tiene el jugador, más convencido de que es lo mejor para él. Pocas veces hay caprichos, y si los hay, son «caprichos saludables». Pero todo está diseñado para que el menú sea perfecto: en nutrientes, en sabor, en variedad, en cantidad. Del médico al plato, y de ahí al campo de fútbol.

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