Hubo un tiempo en que la minúscula habitación de la bióloga sevillana Sara Pinto parecía un centro de recuperación de fauna. «Llegué a tener seis cachorros de lobo, seis de tigre, 13 cernícalos… además de mantas eléctricas, cajas con comida variada para cada especie, insectos, diversos tipos de leche… Mi madre, auténtica reina de la paciencia, solo me ponía un límite y es que los animales no salieran de ese cuarto», recuerda. Sara estaba a cargo de la clínica veterinaria de un zoo, era uno de sus primeros trabajos, «y no veía otra manera de tratar animales enfermos y cachorros que no pasara por llevármelos a casa, porque necesitaban alimento cada dos o tres horas o cuidados intensivos».

Los escenarios han cambiado, pero Sara Pinto sigue luchando por lo mismo: proteger la biodiversidad desde el contacto directo con las especies, estén amenazadas o sufriendo. Por eso uno de sus proyectos vitales es poner en marcha en 2023 un centro de rescate de animales salvajes en Lanjarón, en Sierra Nevada. La maquinaria que mueve para conseguirlo es colosal: gestión con instituciones, donaciones, crowdfunding y una red de aliados tejida con esmero para lograr sus objetivos. Entre esos aliados, ni más ni menos que Jane Goodall, a quien ha conocido personalmente, con quien ha colaborado en campañas internacionales y de cuyo Instituto ha coordinado en España el programa educativo Raíces y Brotes. De la gran primatóloga dice: «Me inspira por los valores de conservación que transmite y por saber resolver con calma cualquier conflicto entre el ser humano y la naturaleza; siempre bus-ca que todo el mundo salga beneficiado».

Sara Pinto, de 32 años, es storyteller de la revista National Geographic España.

Nada frena a esta emprendedora que en 2017 creó la entidad Brutal, dedicada a la protección de especies y a la divulgación. A través de ella despliega un abanico de propuestas: talleres, cursos, podcasts y originales iniciativas de conservación, como los paseos a orillas del Guadalquivir para observar murciélagos y devolver a este mamífero la buena fama que se merece como insectívoro. También lidera investigaciones de ciencia ciudadana: actualmente, una que pretende detectar y analizar la presencia de plásticos en nidos de aves. Y confiesa: «En la biblioteca del colegio devoraba las revistas y los libros de National Geographic; de ahí salió parte de mi vocación».

Este artículo pertenece al número de Septiembre de 2022 de la revista National Geographic.

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