La adquisición del bipedalismo se considera un paso decisivo en la evolución humana. Sin embargo, a día de hoy no existe consenso sobre cuándo y en qué contexto los primeros primates decidieron erguirse sobre sus dos patas traseras, en gran parte, por la falta de restos fósiles que permitan dilucidar evidencias inequívocas de ello.

Ahora, no obstante, un equipo de investigación en el que participaron científicos del CNRS, de la Universidad de Poitiers y algunas instituciones asociadas en Chad, examinó tres huesos de las extremidades del representante humano más antiguo identificado actualmente, Sahelanthropus tchadensis. Su estudio, publicado en la revista Nature en agosto de 2022 bajo el título Postcranial evidence of late Miocene hominin bipedalism in Chad, refuerza la idea de que el bipedismo se adquirió muy temprano en nuestra historia, en un momento todavía asociado con la capacidad de moverse sobre cuatro extremidades en los árboles.

¿Fue Sahelanthropus tchadensi el primer homínido bípedo?

Con 7 millones de años, Sahelanthropus tchadensis es considerada la especie ancestral más antigua de la humanidad. Su descripción se remonta a 2001, cuando la Misión Paleoantropológica Franco-Chadiana (MPFT) descubrió los restos de varios individuos en el yacimiento de Toros-Menalla, en el desierto de Djurab, Chad. Entre los fósiles hallados en el yacimiento se incluía un cráneo muy bien conservado. Y este cráneo, en particular la orientación y posición anterior del agujero occipital, donde se inserta la columna vertebral, parecía indicar que este antiguo primate equilibraba su cabeza en posición vertical, lo que sugiere que podía caminar sobre sus dos piernas.

Además del cráneo de este espécimen, apodado Toumaï, y de varios fragmentos de mandíbula y dientes hallados en la propia localidad de Toros-Menalla, se obtuvieron también dos cúbitos y un fémur pertenecientes a Sahelanthropus. El fémur y los cúbitos se sometieron a una batería de medidas y análisis, tanto de su morfología externa como de sus estructuras internas, entre las que se incluyen microtomografías, medidas biométricas, morfométricas, geométricas o indicadores biomecánicos. Posteriormente estos datos se compararon con los análogos correspondientes para otras especies de simios, tanto actuales como extintos, entre los que se incluyen chimpancés, gorilas, orangutanes, simios del Mioceno y todo tipo de ancestros humanos como Orrorin, Ardipithecus, australopitecinos y Homo sapiens.

Modelo 3D de las extremidades fósiles analizadas de Sahelanthropus tchadensis

Así, según los investigadores, la estructura del fémur indica que Sahelanthropus solía caminar en el suelo sobre sus dos cuartos traseros, pero probablemente también en los árboles. Según los resultados de los cúbitos, este bipedalismo coexistía en ambientes arbóreos con una forma de cuadrupedalismo, es decir, una forma de trepar a los árboles facilitada por agarres firmes de las manos claramente diferentes a la de los gorilas y chimpancés, los cuales se apoyan en la parte posterior de sus falanges.

Las conclusiones del estudio refuerzan el concepto de una locomoción bípeda muy temprana en la historia humana, aunque en esta etapa también se practicaban otros modos de locomoción. Pero pese a ello, algunos expertos afirman que los resultados no son concluyentes, y que se necesitan más datos para demostrar inequívocamente que Sahelanthropus caminaba realmente erguido. Es decir, las evidencias son compatibles con la bipedestación, y muy importantes porque datan de una época en la que nuestros primeros ancestros se parecían mucho a los simios africanos pero se habían separado del linaje que condujo a los chimpancés, sin embargo no constituyen una prueba irrefutable de que Sahelanthropus se desplazaba de forma bípeda.

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