Fernando Alonso ha hecho saltar por los aires el equipo Alpine. Después de año y medio esperando a que cumplan sus promesas, harto de faltas de respeto y, sobre todo, de cariño, el asturiano rompió el acuerdo que tenía con ellos para renovar y, tras negociar a sus espaldas durante meses, firmó con Aston Martin.

La decisión de Alonso ha dejado ver mucho más de lo meramente deportivo que le atañe a él. Otmar Szafnauer, el primer culpable (no el único) de este divorcio, ha quedado totalmente retratado por una gestión nefasta de lo sucedido.

No solo por mentir cuando dijo que el piloto estaba en un yate en las islas griegas, sino por cómo Oscar Piastri, el que era su gran apuesta, le ha dado otra puñalada: no ha firmado con ellos y está esperando a que los abogados resuelvan la situación para que la llamada de McLaren le permita cambiar Enstone por Woking.

De toda esta semana, con todos los actores involucrados, Alpine es el que, de largo, ha salido como el principal perjudicado.

Alonso se ríe en la cara de Alpine

El tumultuoso martes en el que Alpine anunció el ascenso de Piastri para que el australiano lo desmintiera tuvo a Alonso como un espectador en la distancia de lujo. Exactamente a la misma hora en la que el aún probador de Alpine rompía internet negando que fuera a correr con el equipo francés, Alonso compartía en sus stories un vídeo desde el Parque San Francisco de Oviedo, una suerte de ‘prueba de vida’ en la que dejaba muy claro que, pese a lo dicho por Szafnauer, no estaba en un yate.

💥La RESPUESTA de ALONSO a SZAFNAUER 💥

👀El piloto español está en OVIEDO y NO en un BARCO en las ISLAS GRIEGAS, como apuntaba el jefe de equipo de ALPINE. pic.twitter.com/oqVgzHj6Qa

— El Chiringuito TV (@elchiringuitotv) August 2, 2022

Es toda una muestra de lo que Alonso va a hacer este año. El piloto español se ha garantizado un asiento para 2023 y no será el de azul y rosa que tanto le ha defraudado, no solo porque el coche no es el prometido, sino porque no hay visos de mejorar.

Alonso se va a convertir en un enemigo en casa, incómodo para los suyos y que solo correrá para sí mismo. A diferencia de dos novios que se separan por vacaciones pero auguran un reencuentro cariñoso, cuando el piloto y sus jefes vuelvan a verse las caras en Bélgica no será nada amable.

Alpine, obligado a tragarse el sapo de Alonso

Que Alonso no va a llevar las piezas ‘pata negra’ nadie lo pone en duda. En caso de que una suspensión, un nuevo alerón o un ‘truco’ nuevo funcione, irá en el coche de Esteban Ocon. El piloto francés no tendrá que contenerse nada, aunque tampoco lo hacía hasta ahora, ya que el español no será su compañero más que en las próximas 10 carreras: a partir de entonces, Alonso será un rival más. Posiblemente el que más ganas tenga de superar.

Hasta que llegue ese momento, Alpine no tiene más remedio que aguantar y ayudar al piloto español, si saben lo que les conviene. Están en plena lucha con McLaren por ser el cuarto equipo del Mundial de constructores, con la subsiguiente diferencia de ingresos económicos que tiene acabar el año en esa posición o más atrás. Sin los puntos de Alonso, será mucho más difícil, así que tampoco podrán dejarle sin evoluciones o sin darle un mínimo de recursos que le permita pelear por la zona media-alta de la parrilla.

Szafnauer tendrá que pensarse muy mucho si le conviene enfadar aún más a un Alonso que en apenas cuatro días le ha convertido en poco más que un ridículo ‘meme’, incluso por encima de una Ferrari cuyo desastre de Hungría ha quedado totalmente opacado por la implosión de Alpine.

Quedan diez Grandes Premios para que acabe la temporada 2022 y, visto lo que ha conseguido, hay serias dudas de que el jefe del equipo anglofrancés actúe como debe. Ahora mismo hay una pregunta sobre la mesa: ¿de qué manera conseguirá Szafnauer acabar de dinamitar la relación de Alonso con Alpine?

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