Hace un año, el 5 de agosto de 2021, ocurría un terremoto en Barcelona: Leo Messi se iba del club. Una salida muy dura para todos, especialmente para el futbolista, que tras sus más y sus menos, estaba dispuesto a continuar en el club que le vio crecer y donde se hizo el amo del fútbol mundial.

La crítica situación económica del Barça propició una de las marchas más dolorosas de la historia del club y ponía a Leo Messi por primera vez en el mercado. Y poco duró en él el rosarino, una cuantiosa oferta del PSG provocaba su desembarco en Francia.

Un fichaje de relumbrón para los parisinos, que estaban dispuestos a formar un proyecto para ir a por todo. Y no fue la única gran estrella que firmó con ellos, Sergio Ramos también se unió a sus filas tras llegar tarde a la oferta del Real Madrid.

Todo parecía ser un movimiento genial para todos. El Barça ganaba espacio salarial con su salida, el PSG firmaba a uno de los mejores jugadores del mundo y Messi se alejaba de la presión para juntarse con un tridente de oro como Mbappé y Neymar.

Poco rastro del Messi que encandiló al mundo

Lo que parecía ser felicidad en los comienzos se fue tornando poco a poco en oscuridad. La llegada de Messi pareció darle un soplo de aire fresco al propio jugador, hastiado de los problemas que le azotaban en la Ciudad Condal.

Sin embargo, pese a una pretenciosa presentación, la temporada empezó con el pie torcido. La nula pretemporada del astro argentino retrasó su puesta a punto, dejándole un paso por detrás del equipo y bajo las sombras del siempre omnipresente Mbappé.

Entre unas cosas y otras, Messi únicamente estuvo disponible y jugó en tres de los primeros 12 partidos del equipo. Ya fuese por su tardía llegada al club, lesiones o selección, el ’30’ del PSG no tuvo apenas continuidad en el inicio temporada, situación que le penalizó a lo largo de ella.

Números muy alejados a los del Barcelona

La calidad del rosarino está fuera de toda duda, sin embargo, sus números no demostraron todo lo que puede aportar al conjunto parisino. Unas cifras que dejaron fríos a todos en el Parque de los Príncipes.

Durante la 2021/22, en su estreno con el PSG, sumó 11 goles y 15 asistencias en únicamente 34 partidos entre todas las competiciones. Casi toda su producción llegó en la Ligue 1, donde se coronaron como campeones en su único título de la temporada.

En la comparativa sale perdiendo en prácticamente todo frente a su última versión del Barça. No consiguió igualar prácticamente ninguno de los registros alcanzados en su despedida como culé.

Allí era la principal baza ofensiva y en su nuevo equipo no, ya que la presencia de Mbappé y Neymar daba alternativas. En la 2020/21, logró 38 goles y 14 asistencias en 47 partidos con la elástica blaugrana. Una enorme diferencia que demuestra el bajón de nivel dado por Messi desde su llegada a la capital de Francia.

Desazón de temporada

Y tras un dubitativo comienzo, no se terminó de la mejor manera. Uno de los objetivos fundamentales del fichaje de Leo Messi fue liderar la conquista de la Champions League.

Todo parecía ir sobre ruedas hasta que el Real Madrid se cruzó en su camino e hizo que el castillo de naipes se desmoronase contra pronóstico. Una eliminación que solo creó dolor en las filas del PSG y que dejó al borde del abismo el proyecto.

Si poco a poco cayeron torres como Leonardo o Pochettino, consiguieron salvar la de Mbappé. Pese a ello, el resultado de la temporada se antojó realmente escaso para todo lo que se esperaba. Y uno de los grandes señalados fue Leo Messi, que en prácticamente ningún momento se mostró como el imparable futbolista que encandiló al mundo en el Camp Nou.

Obligado a mejorar

Su escaso rendimiento se pudo deber a la difícil aclimatación del jugador, especialmente tras salir de un club donde era amo y señor, al cambio de ciudad o cualquier otra excusa a la que se puedan aferrar.

No obstante, Messi tiene que ser uno de los estiletes del PSG esta temporada, dejar que recaiga sobre él peso del club y plasmar sobre el césped toda esa magia que ha demostrado a lo larga de su prolífera carrera.

Y para ello, ha empezado con mejor pie, logrando levantar la Supercopa de Francia. En ella, se mostró como uno de los factores diferenciales a la hora de derrotar al Lille. Un gol y una asistencia que ha hecho ilusionar a su afición, unido a una pretemporada donde ha adquirido mucho más protagonismo.

Lo único que queda claro de Messi y su paso por el PSG hasta el momento es que no ha estado a la altura de las expectativas. El argentino se ha mostrado mucho más veces fuera que dentro de los partidos. Y con todo ello, sigue siendo uno de los mejores futbolistas del mundo a sus 34 años, demostrando que todavía le queda mucho fútbol en botas. Quién sabe si lo seguirá enseñando en París.

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