Miles de aficionados al fútbol repetían cada domingo un curioso y absurdo ritual. Aguardaban a que el árbitro pitara el comienzo del partido por si sonaba la flauta y la pantalla de la televisión no se nublaba con rayas infinitas. Pero la vana esperanza se diluía sin remedio en cuanto el balón empezaba a rodar. Aquella fue una movida madrileña, catalana, andaluza… Una revolución audiovisual y social en toda España aún vigente y basada en el avance constante de la tecnología, los derechos comerciales, las innumerables plataformas y demás inventos que al comienzo de cada temporada siguen volviendo locos a quienes desean ver los partidos por la tele . Hace 32 años, en el mando de la televisión sobraban botones con números para ordenar al gusto los escasos canales. No existían ni Internet ni las innumerables plataformas actuales de programación a la carta. Para ver partidos de fútbol había que sintonizar alguna de las cadenas públicas que los emitían en abierto: Televisión Española o, progresivamente a partir de 1982, las autonómicas del País Vasco ( ETB ), Cataluña ( TV3 ), Galicia ( TVG ), Andalucía ( Canal Sur ), Madrid ( Telemadrid ) y Comunidad Valenciana ( Canal 9 ). Todo cambió en la primera jornada de la Liga 1990-91. Meses antes, tras la aprobación de la Ley de televisiones privadas, nacieron Antena 3, Telecinco y Canal+ . Esta última, propiedad del Grupo Prisa, era una copia de la ya existente en Francia –con idéntico nombre- y poseía una novedosa característica que comenzó a complicar la operatividad para el televidente de a pie: para verlo había que pagar una cuota mensual, previa realización de los trámites oportunos para hacerse abonado. En 1990, Canal+ costaba 3.000 pesetas (18 euros) al mes, además de las 15.000 pesetas (90 euros) de fianza que había que depositar por el descodificador negro de la llave blanca. Tenía programación en abierto para todos (abonados y no abonados), pero sus grandes apuestas se emitían codificadas. Películas de estreno reciente, cine X (madrugada de los viernes), partidos de la NBA (madrugada de los sábados) y un encuentro de la Liga cada domingo se cubrían de rayas y emitían sonidos guturales si no tenías contratado y conectado el aparato con la llave mágica. Alfredo Relaño , entonces jefe de Deportes de Canal+, recuerda su libro ‘366 historias del fútbol mundial’ que «las televisiones autonómicas tenían la exclusiva del fútbol y pagaban 18.000 millones de pesetas (108 millones de euros) por un partido en directo el sábado por la noche más los resúmenes de toda la jornada. El contrato se amplió a ocho años con la llegada de Canal+. La cadena privada ponía 18.000 millones de pesetas (108 millones de euros) para emitir un encuentro codificado cada domingo y la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos (FORTA), el doble: 36.000 millones (216 millones de euros)». El domingo 2 de septiembre de 1990, el partido Valencia-Atlético inauguró en España la retransmisión de fútbol de pago. «A las cinco en punto, y tras un programa de una hora en abierto para calentar el interés, la pantalla se cubrió de rayas para todo aquel que no estuviera ya suscrito al canal de pago, con el consiguiente descodificador. Eloy, del Valencia, marcó el primer gol codificado del fútbol español, poco después de las seis de la tarde de ese día, cuando empezaba la segunda parte. Un cuarto de hora más tarde marcó Rodax para el Atlético. El partido acabó 1-1», relata Relaño. Aquel día inaugural Canal+ utilizó 14 cámaras y un equipo de 40 personas. Entre ellas, Carlos Martínez como narrador y el exfutbolista Jorge Valdano como comentarista. «Cuando nace un medio de comunicación siempre se viven sensaciones muy especiales -recuerda Martínez-. Construir una televisión de pago, la primera de este país, era un reto muy importante. Aquello parecía una cosa imposible, sonaba a utopía que la gente pagase por ver la tele en España. Fue una época fantástica desde el punto de vista de la creatividad porque desde el primera minuto sabíamos que teníamos que hacer una tele diferente para poder cobrar por ella». Noticias Relacionadas estandar Si juegos olímpicos Drogas, depresión, abusos: la canción triste de Barcelona 92 Ángel Luis Menéndez estandar Si fútbol Un jeque kuwaití, un árbitro ucraniano y un misterioso maletín: lío mundial en España 82 ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ Una de las novedades tecnológicas más impactantes y recordadas fueron las llamadas cámaras travel. Colocadas sobre raíles situados en cada una de las dos bandas del campo, corrían de forma paralela a los futbolistas y ofrecían una espectacular perspectiva de las jugadas. Un mes más tarde, la noche del 5 de octubre, Canal + emitió la primera película X. La audiencia fue considerable y, como anécdota conocida, miles de españoles veían cada viernes esas imágenes pornográficas codificadas. Fútbol y cine fueron los motores de una cadena que cinco años después de salir al aire superó las previsiones más optimistas con más de un millón de abonados. El descodificador, su llave, el cable euroconector y el fútbol a rayas les parecía entonces un embrollo inabarcable a muchos aficionados. No sabían lo que vendría. Así, en 1996, la antena del tejado de toda la vida comenzó a temblar. Prisa TV crea una plataforma de televisión por satélite: Canal Satélite Digital. No fue únicamente un cambio de tecnología. Con él, a través de las antenas parabólicas, llegaron más canales de diferentes temáticas. Para ello se utilizaban unos aparatos descodificadores nuevos y más grandes, de apariencia similar a los también recientes reproductores de DVD. En ellos ya no había que introducir una llave sino una tarjeta (parecida a una de crédito) y su sistema de codificación se denominaba ‘simulcrypt’. Meses después, Telefónica, Antena 3, Televisión Española, TV3, Canal9, TVG, Telemadrid y la mexicana Televisa crean otra plataforma por satélite: Vía Digital. Usaba aparatos descodificadores parecidos en forma y tamaño a los de Canal Satélite, pero con una tecnológica diferente llamada ‘multicrypt’. A partir de ahí, una cruenta y larga guerra mediática y política por los derechos del fútbol que, curiosamente, desembocó en otro hito televisivo para los aficionados: por primera vez se televisaron en directo todos los partidos de una jornada de Liga. Fue el sábado 22 de noviembre de 1997. Canal Satélite Digital y Vía Digital emitieron el Oviedo-Barcelona y el Athletic-Real Madrid en la modalidad de pago por visión (PPV), otra gran novedad. El precio de cada partido era idéntico en ambas plataformas: 995 pesetas (6 euros). Para tener Canal Satélite Digital había que pagar 30.000 pesetas (180 euros) de cuota de inscripción (a los abonados de Canal+ se les descontaba la fianza que habían pagado en su día) y 2.995 pesetas (18€) al mes por el paquete básico. La cuota inicial de Vía Digital eran 10.000 pesetas (60 euros) y el abono mensual, 2.500 (15€). En ambos casos estaban incluidos la antena, el descodificador y la instalación. A la misma hora que el encuentro de San Mamés, las cadenas autonómicas y La 2 (en las comunidades sin canal propio) ofrecieron en abierto, como cada sábado, el Atlético-Valencia. El domingo 23 de noviembre de 1997 se emitieron cinco encuentros en PPV (Salamanca-Real Sociedad, Zaragoza-Tenerife, Mérida-Mallorca, Celta-Racing y Compostela-Valladolid) y Canal+ dio el Betis-Deportivo. La jornada se cerró el 24 de noviembre con el Espanyol-Sporting, partido en abierto de los lunes que daba Antena 3. Mantener dos plataformas de pago con ofertas de canales bastante parecidas era una locura inviable, así que en 2003 Sogecable (Prisa) absorbió a Vía Digital y adquirió el 80% de Audiovisual Sport, la empresa que gestionaba los derechos del fútbol. El nombre de la nueva y única plataforma fue Digital+ y contó de mano con más de dos millones de abonados (1.230.000 de Canal Satélite Digital y 806.379 de Vía Digital). Dos años después, en 2005, el Gobierno aprobó el Plan Técnico Nacional de la Televisión Digital Terrestre (TDT) y nacieron dos nuevos canales privados y en abierto: Cuatro (con la licencia de Canal+) y La Sexta, protagonista principal en la nueva guerra por los derechos del fútbol protagonizada por Mediapro (socio importante de La Sexta) y Prisa. Tan cruenta fue la batalla que la primera jornada de la Liga 2007-08 no se televisó por la negativa de Prisa a ceder la señal a Mediapro. Es más, para evitar que La Sexta diese el partido de los sábados, pero sin incumplir la Ley de interés general que obliga precisamente a emitir un encuentro en abierto cada jornada, Sogecable (Prisa) vendió los derechos a Telecinco. Siete partidos gratis Como respuesta, La Sexta comenzó a emitir los partidos como locales de los clubes que habían vendido sus derechos Mediapro. Cada semana se podían ver dos, incluso tres, partidos en abierto. En 2009 se llegaron a emitir hasta media docena de encuentros de la misma jornada gratis a través de La Sexta y Hogar 10, e incluso un séptimo en Gol Televisión, nueva cadena de TDT propiedad de Mediapro. Fue un paraíso audiovisual pasajero para los aficionados españoles. Al comienzo de la temporada 2009-10 se acabó el chollo. Gol Televisión se ‘inventó’ la TDT de pago, y los aficionados tuvieron que comprar y aprender a usar un receptor ‘premium’ de TDT o una televisión nueva donde poder introducir la tarjeta que daba acceso a los partidos de Liga, Liga de Campeones y diversas Ligas extranjeras y competiciones deportivas. Todo por 14,90 euros al mes. En junio de 2015, GolT deja de emitir y cede su canal a Mega. Mediapro y la cadena catarí Al-Jazeera lanzan beIN Sports, canal que se podía sintonizar en diferentes plataformas de televisión de pago o, más sencillo, a través de su propia aplicación vía Internet. Ofrecía Liga y Champions a un precio muy competitivo: 9,95 euros mensuales. «Achinar los ojos, mover un peine o escuchar la radio» Canal+ se sintonizaba a través de la antena normal y, como el resto de cadenas públicas y privadas, tenía franjas de programación en abierto. A la hora de ver sus productos estrella, la pantalla se nublaba y se llenaba de rayas. Solo los abonados podían disfrutar con la nitidez habitual del fútbol, las películas de estreno o el cine X. Esas emisiones activaron el ingenio de muchos españoles. En algunos foros nostálgicos de Internet se recuerdan y comentan anécdotas y trucos varios para intentar `descodificar´ gratis las imágenes: «achinar los ojos», «parpadear deprisa», «pegar una servilleta de papel o un folio en la pantalla», «ponerse una bolsa en la cabeza», «coger un peine o un tenedor y moverlo», etc. O, simplemente, ponerse delante del televisor, encender la radio y «ver» las jugadas. En agosto de 2018 cesaron las emisiones de beIN Sports. El testigo de este modelo de canal -fácil de ver mediante aplicación desde cualquier teléfono, tablet, etc.- lo recogió en agosto de 2019 Mitele, la plataforma OTT (libre transmisión) de Mediaset. Eso sí, con abonos mensuales mucho más elevados: 20€ por la Liga, 17€ por la Champions y 35€ por ambas competiciones. Esta incursión de Mediaset en el fútbol de pago solo duró una temporada. Desde entonces no había vuelto a haber grandes novedades y Movistar es la poseedora de la práctica totalidad de los derechos del fútbol es España. Sin embargo, la aparición este año en escena de operadores como Dazn, Amazon Prime Vídeo, Euskaltel, R, Virgin, MásMóvil o Yoigo abren el panorama televisivo para los aficionados.

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