La irrupción de Carlos Alcaraz en el circuito ATP ha sido tan fulgurante que incluso ya se hacían cuentas para verle como número 1 del mundo. El murciano pasó de ser una gran promesa a una realidad firme, con dos torneos ganados en los primeros meses de 2022 (Miami y Madrid) y un ascenso al ‘top 5’ que ya le situaba como la estrella del momento.

Sin embargo, todo se ha torcido desde mediados de primavera. Después de alcanzar los octavos de final de Wimbledon, donde cayó con un Jannik Sinner que se presenta como uno de sus más que posibles rivales de futuro, encadenó más dudas que certezas. Derrotado en dos finales consecutivas, Hamburgo (primera derrota en una final ATP) y Umag (de nuevo, contra Sinner), afrontaba el Masters 1000 de Canadá como segundo cabeza de serie y máximo favorito.

Tommy Paul le castigó con dureza en un encuentro en el que desperdició varias bolas de partido (7-6, 6-7 y 3-6) y se vio que algo no funcionaba. Luego fue él mismo quien confesó lo que le había pasado: no pudo con la presión de ser favorito.

El tuit con el que justificó su derrota no deja lugar a la duda. Autocrítico, Alcaraz admitió que le pudo considerarse uno de los grandes favoritos. «Era la primera vez que no podía manejar la presión… ¡Tengo que estar preparado para tener esta presión, para tener este tipo de momentos y aprender a manejarla!», escribió.

It was the first time that I couldn’t handle the pressure… I have to be ready to have this pressure, to have this kind of moments, and to learn how to handle it! 💪🏻 pic.twitter.com/dLypEV1Ihg

— Carlos Alcaraz (@carlosalcaraz) August 10, 2022

En la rueda de prensa dejó claro que los números y verse tan arriba le han provocado un vértigo para el que no está preparado. «Ser el cabeza de serie número 2 del cuadro y el número 4 del mundo… era la primera vez que sentía esa presión y no he podido controlarla», admitía.

Ahora le toca centrarse y, como admite, preparar esos momentos. El próximo gran reto es el US Open, donde volverá a estar colocado entre los firmes candidatos a dar la campanada.

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