Se hace complicado justificar que cada fin de semana haya, al menos, un fallo mecánico o estratégico que lastre las opciones de su piloto. Mientras Fernando Alonso está sintiéndose como un recién llegado pleno en forma y con una competitividad que le hace sentirse mucho más joven de lo que es, Alpine es capaz de pifiar una y otra vez.

Se estima que en los once Grandes Premios disputados, el equipo anglofrancés ha fallado al menos 9 veces. Posiblemente estos sean pocos, ya que en el fondo todo se resume en que la escudería sigue sin un rumbo claro desde la fábrica hasta el propio circuito.

Lo vivido en el Red Bull Ring, tanto el sábado como el domingo, lo resume perfectamente: el sábado fue un fallo eléctrico que ni saben de dónde viene, y el domingo una pieza defectuosa hizo que Alonso saliera con una rueda que se aflojó en medio de la pista (!!!) y casi le cuesta una sanción al asturiano.

Lo que Alpine fastidia (por no decir una palabra más fuerte, que luego me piden que hable bonito), Alonso lo arregla.

Alonso estima que ha perdido entre 50 y 60 puntos en lo que va de temporada, pero a mi me da la sensación de que ha perdido algo mucho más valioso: tiempo. Un tiempo precioso por culpa de un equipo cuyas carencias de todo tipo están lastrando una y otra vez las opciones de un piloto que aspiraba a mucho más que un quinto como mejor resultado de la temporada.

Aún queda la mitad de 2022 por delante y después de las próximas dos carreras, en Francia y en Hungría (buenas siestas se vienen, me temo), habrá un parón que servirá para que Alonso y Alpine se sienten a hablar de la renovación. Todo apunta a que seguirán, condenados a entenderse, un año más.

Quizá sea por eso de que más vale lo malo conocido… aunque lo de Alpine no sea malo, sino peor.

🤔 ¿Renovará Alonso con Alpine?

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— Directo Gol (@DirectoGol) July 10, 2022

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