Los Durrell no eran una familia normal. Ni lo fueron en la primera mitad del siglo XX ni lo serían en la actualidad. ¿Por qué? Sus miembros pregonaban una involuntaria excentricidad y hacían gala de su libertad sin remilgos, cada uno era un universo diferente y, en conjunto, simplemente deseaban seguir adelante minimizando preocupaciones. Una rareza, en suma. De esas alocadas características deriva su legado, que se reparte en libros, documentales o una serie de televisión que lleva como título su apellido, Los Durrell, y narra su estancia en Corfú.

Seguir leyendo.

Facebook Comments