La lanzadera espacial más potente que se ha construido en la historia de la carrera espacial está lista para su segunda prueba de fuego desde Cabo Cañaveral. Todo preparado desde la plataforma 39b del Centro Espacial Kennedy, la misma desde la que se lanzó el Apolo 10 en 1969, para la puesta a punto del cohete que transportará la nave espacial Orion, el buque insignia del programa Artemis de la NASA, con el que la agencia espacial estadounidense planea volver a enviar a astronautas a la Luna y a Marte.

La hora H de esta prueba -la segunda, después del intento fallido del pasado mes de abril-, ya ha sido fijada para las 14: 41 horas local, (aproximadamente las 20:41 horas en la península Ibérica), momento en el que dará comienzo la cuenta atrás de 10 minutos de duración. Sin embargo, lo que se probará hoy no es el lanzamiento propiamente dicho, sino el llamado «wet dress rehearsal», una de todas las operaciones previas al momento decisivo, principalmente el momento de carga y el inicio de la cuenta atrás.

A grandes rasgos, se busca la sincronización de las cargas de los combustibles de propulsión del cohete: oxígeno e hidrógeno líquidos, que se inyectan bajo tierra hacia las cámaras internas de la lanzadera. En total, más de 2.500 metros cúbicos de estos dos elementos. Una vez completada la carga, parará la cuenta atrás y se drenará de nuevo el cohete. Si todo sale según el plan establecido por la NASA, la lanzadera podría estar lista para su primera misión no tripulada, prevista para este mismo verano.

Un cohete en constante evolución

El SLS será el cohete más potente del mundo, aunque no el más alto (es ligeramente más pequeño que el Saturno V, como puede verse en esta ilustración). La etapa central de esta gigantesca obra de ingeniería mide 65 metros de longitud por 8 de diámetro, con un peso de unos 85.275 kilos. Básicamente, se compone de un enorme tanque de combustible líquido equipado con cuatro motores y acompañado de dos cohetes propulsores de 57 metros de altura.

La primera gran diferencia con sus predecesores es que puede adaptarse a distintas capacidades de carga y requerimientos de combustible en función de la misión. Además, está ideado para regresar a la Tierra. Así, el SLS evolucionará hacia configuraciones cada vez más potentes: el primer reto será enviar tripulación y carga a la Luna. Una vez superado, deberá adaptarse sucesivamente para dar lugar a misiones más ambiciosas, como, por ejemplo, enviar astronautas a Marte.

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