granovskaia-U20717626288Zvq-620x349@abc.El legado orgánico de Roman Abramovich en el Chelsea ha iniciado su proceso de descomposición. La salida de Bruce Buck, el veterano presidente que puso rostro inglés al proyecto del magnate ruso, es el anticipo de una salida mucho más traumática por todo lo que ha significado en el desarrollo del conjunto londinense en los últimos años. Según ha avanzado ‘The Telegraph’, Marina Granovskaia, quien ha ejercido como directora general del equipo con plenos poderes desde 2017, será la siguiente en marcharse tras el aterrizaje en Stamford Bridge de los nuevos dueños, encabezados por el multimillonario estadounidense Todd Boehly. El rotativo inglés asegura que su adiós es inminente y que Boehly ya ha tomado los mandos en las operaciones de fichajes y salidas del club, comenzando por la venta de Romelu Lukaku al Inter de Milán, mientras busca el sustituto ideal para Granovskaia. Según diferentes fuentes, el elegido sería el italiano Andrea Berta, actual responsable de la parcela deportiva del Atlético. Granovskaia (Moscú, 47 años) ha sido la colaboradora más leal de Abramovich en las casi dos décadas que el dirigente de Saratov ha permanecido al frente del equipo londinense. Ambos unieron sus destinos aún en el siglo pasado, en 1997, cuando ella comenzó a trabajar en Sibneft, la petrolera propiedad de Abramovich. Cuentan que fue su buen ojo con los números lo que le hizo ganar puntos ante su jefe e ir ascendiendo en una compañía que se acabó vendiendo a Gazprom por una cifra multimillonaria. Después llegaría la compra del Chelsea, y Granovskaia se convirtió en la sombra de Abramovich en Londres. Nunca había tenido relación con el mundo de la pelota. Sus primeras inquietudes fueron artísticas. Estudió música y danza antes de decidirse por una licenciatura en Lenguas Extranjeras en la Universidad Estatal de Moscú. Su ascenso a la cúpula directiva del Chelsea también fue lento, pero resultaba sencillo comprobar cómo cada vez se hacía más imprescindible en el día a día del club. En 2014 todos los grandes acuerdos comerciales ya pasan por sus manos. Y en 2017 asume también las negociaciones de la parcela deportiva, donde exhibe un estilo implacable a la hora de pactar traspasos y ajustar precios. Es en ese momento cuando se gana el apelativo de ‘Dama de Hierro’. En el Real Madrid conocen bien su dureza dentro de un despacho. Fue con ella con quien tuvieron que lidiar en los fichajes de Thibaut Courtois y Eden Hazard . Un hueso duro de roer Entre sus mayores éxitos está la firma del nuevo contrato con Nike para vestir la camiseta del Chelsea, cerrado por un total de 990 millones de euros a razón de 66 millones hasta 2032. Nunca antes se había pagado tanto en la Premier. También se le valora como un gran logro el beneficio de 37,5 millones de euros con el que el Chelsea terminó la temporada 20-21, en plena pandemia y pese a haber gastado cerca de 250 millones de euros en reforzar al equipo apenas unos meses antes. La salud financiera del Chelsea contrastaba entonces con las enormes dificultades de la mayoría de clubes por sostener sus cuentas en un escenario tan difícil. Los focos y la notoriedad no van con ella. Su carácter huidizo le confiere un aire misterioso incluso para los propios aficionados del Chelsea, los que más lamentarán la marcha de una mujer que supo ganarse el respeto de sus grandes competidores europeos. El año pasado, antes de la invasión de Ucrania, fue nombrada mejor directora de club del fútbol europeo. Ni siquiera ese premio acaba con su autoimpuesto mutismo. De su futuro más próximo nada se sabe. Quizás se mantenga fiel a Abramovich y le acompañe en sus próximos emprendimientos. O tal vez el gusanillo del fútbol le haya calado lo suficiente como para intentar la aventura en un nuevo club.

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