Después de levantar el pasado domingo en París su decimocuarta Copa de los Mosqueteros al ganar en la final de Roland Garros a Casper Ruud, Rafa Nadal lanzaba la bomba: había jugado todo el torneo con el pie completamente dormido.

Una solución médica de emergencia a la lesión crónica que sufre en el pie izquierdo y que le provoca dolor continuo, incompatible con la competición en la élite del tenis.

La dolencia, que su equipo médico descubrió allá por 2005, ha acompañado al balear en toda su exitosa carrera, obligado siempre a adaptarse al riesgo y al dolor con diferentes tratamientos y opciones.

Ahora, el doctor que lidera su equipo, Ángel Cotorro, ha explicado con más detalle, en los micrófonos de ‘El Partidazo’ de Cope, la dificultad que ha supuesto este síndrome de Müller Weiss con el que Nadal convive y cómo le perjudica.

«Es una lesión muy rara en un deportista. Nos la encontramos en 2004-2005 y hemos ido cumpliendo etapa. Se va degenerando con el tiempo y hemos ido buscando recursos a cada situación», contó el doctor.

Reveló, además, que la pandemia y la inactividad obligada por la misma, no fue la mejor etapa para la evolución favorable del dolor: «La cosa cada vez se complica más y con la pandemia más porque este tipo de lesiones no van bien con el reposo, sino que se van adaptando poco a poco a las cargas. Cuando volvió tras la pandemia hubo un cambio brusco», comenta.

Nadal llegó «muy justo», tal y como afirma el doctor, a Roland Garros y es que unas semanas antes, en Indian Wells, una fisura costal por estrés le apartó de los entrenamientos durante cinco semanas, lo que perjudica a su adaptación a la lesión en el pie. Algo que no impidió al balear triunfar en la arcilla parisina:

«Lo que ha hecho Nadal es un milagro. No es solo que te duerman el pie, sino aceptar el reto y, a la vez, aislarse. Estas cosas solo las puede hacer Rafa», comenta orgulloso.

Optimista con el tratamiento… pero prudente con Wimbledon

En los últimos días hemos conocido el siguiente paso en el proceso de convivencia de Nadal con la lesión crónica en el pie izquierdo: se va a someter a un tratamiento de inyecciones de radiofrecuencia para «desinhibir los nervios» y reducir el dolor, logrando una sensación similar a la de jugar con el pie anestesiado pero no de una manera tan radical.

Existe la opción de pasar por el quirófano y fijar la extremidad, pero eso supondría sí o sí el final de su carrera deportiva y el propio tenista ha pospuesto esa opción: quiere seguir ganando.

En este escenario, el doctor Cotorro confía en que todo salga bien: «Cuando los tratamientos se utilizan es porque confías en ellos. Es un caso único y vamos a ser optimistas».

En cuanto a la participación de Nadal en Wimbledon, que arranca el próximo 27 de junio, el médico se muestra prudente porque primero habrá que ver los primeros resultados de la terapia: «En cuatro días le pondremos en pista y ahí iremos viendo cómo va evolucionando el tratamiento. Hemos activado esos nervios de la zona y veremos la posibilidad de que sea lo más llevadera posible. Si queda alguna molestia tras el tratamiento veremos si puede o no competir en Wimbledon», explicó.

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