Uno de los objetivos más ambiciosos de la astronomía moderna está relacionada con la búsqueda de planetas similares a la Tierra. Básicamente, se buscan planetas que orbiten alrededor de estrella a una distancia justa (ni demasiado lejos ni demasiado cerca), de modo que no sean ni muy fríos ni muy cálidos para albergar vida tal y como la conocemos.

Sin embargo, encontrar un planeta como la Tierra no es una labor sencilla. En primer lugar, porque en la mayoría de las ocasiones estos cuerpos celestes extrasolares están tan lejos que son prácticamente indetectables, con lo que en la mayoría de los casos los científicos tienen que inducir su presencia a partir de métodos indirectos, como puede ser su tránsito por las estrellas alrededor de las que orbitan.

Los planetas encontrados son los planetas rocosos extrasolares más cercanos a la Tierra.

Esta excepcionalidad hace cada nuevo planeta detectado cerca del Sistema Solar se convierta en un auténtico acontecimiento para la comunidad científica. El último hallazgo, publicado recientemente en la revista especializada Astronomy & Astrophysics, ha sido el resultado de una investigación internacional en el que participa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Sus resultados han arrojado luz sobre dos nuevos planetas habitables que orbitan alrededor de una enana roja situada a «solo» 33 años luz de la Tierrra, lo que los convierte en los planetas rocosos extrasolares (situados fuera de nuestro sistema solar), más cercanos a la Tierra.

Los dos cuerpos celestes, llamados HD 260655 b y HD 260655 c, han sido detectados con la ayuda del telescopio espacial Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) de la NASA, diseñado precisamente para buscar planetas que transitan alrededor de estrellas brillantes cercanas gracias al conocido como «método de tránsito», el cual mide la disminución del brillo de una estrella cuando planeta pasa por delante del disco estelar observable desde el telescopio.

Como la Tierra, pero de un tamaño mayor

La investigación ha determinado que ambos planetas son «supertierras», es decir, planetas parecidos al nuestro, pero de mayor tamaño. HD 260655 b es aproximadamente 1,2 veces más grande que la Tierra, mientras que HD 260655 c es 1,5 veces mayor. Sin embargo, a pesar de su similitud con la Tierra, ninguno de los dos son planetas habitables pues, según los astrónomos, la temperatura del más cercano a su estrella roza los 435 °C, mientras que otro alcanza los 284 °C.

Sin embargo, y aunque parezca mentira, sí se puede decir es que se encuentran relativamente ‘cerca’ de nosotros. En concreto, están a 33 años luz, una zona denominada ‘vecindad solar’, lo que los convierte en candidatos ideales para investigar su atmósfera. “Esto los coloca en la misma categoría que uno de los sistemas planetarios más famosos: los siete planetas de tamaño similar a la Tierra que rodean la estrella TRAPPIST-1”, explica Rafael Luque el director del estudio e investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y de la Universidad de Chicago.

Estos y otros sistemas de planetas rocosos ya están en la lista de objetivos de observación del telescopio espacial James Webb, una maravilla de la astronomía que muy pronto mostrará sus primeras imágenes científicas. Por ejemplo, este telescopio podrá captar datos de la luz de la estrella a la que orbitan a través de las atmósferas de estos planetas, lo que servirá para arrojar datos de las moléculas encontradas en la atmósfera, entre ellas el agua, el carbono y otros componentes esenciales para la vida.

«Aprender más sobre las atmósferas de los planetas rocosos ayudará a los científicos a entender mejor la formación y el desarrollo de mundos como el nuestro», concluye Luque. No importa que estos mundos no sean tan parecidos a nuestro hogar. Lo verdaderamente importante es todo lo que nos enseñan sobre nosotros.

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