Un comportamiento repetitivo, en ocasiones obsesivo, puede no ser una buena señal, algo que también aplica cuando se trata de nuestras mascotas. De hecho, durante los últimos años varias investigaciones centradas en los comportamientos repetitivos y anormales de los perros vienen demostrando que este tipo de comportamientos puede afectar las relaciones entre los canes y sus dueños, así como repercutir negativamente en el bienestar de los animales.

Pese a ello, los factores asociados con estos comportamientos repetitivos no habían sido estudiados en profundidad. Ahora, sin embargo, para arrojar luz sobre esta cuestión, el investigador de la Universidad de Helsinki, Hannes Lohi,y sus colegas, encuestaron a los dueños de cerca de 5.000 perros de 22 razas diferentes entre febrero del año 2015 y septiembre del 2018. Los resultados de su investigación se publican esta semana en la revista Scientific Reports en un artículo titulado Aggressiveness, ADHD-like behaviour, and environment influence repetitive behaviour in dogs. En este, los dueños describieron con qué frecuencia sus mascotas se involucraban en una variedad de comportamientos repetitivos como perseguir su propia cola, morder su reflejo o sombra, lamer una superficie con insistencia, morderse a sí mismos o pasar largos periodos de tiempo custodiando sus cuencos de agua o comida.

Los investigadores encontraron hasta el 30 % de los perros estudiados presentaban comportamientos repetitivos y que la incidencia de estos comportamientos estaba asociada con el entorno doméstico y el estilo de vida del mismo. Así, estos comportamientos repetitivos se mostraron un 58% más probables entre los perros de dueños primerizos, en comparación con aquellos cuyo dueño había tenido un perro anteriormente.

Del mismo modo, los perros que vivían con una persona tenían un 33% menos de probabilidades de tener comportamientos repetitivos que los que vivían con una familia de tres o más personas, mientras que los perros que convivían con otro can también presentaban una probabilidad un 64% menor que los que vivían solos. Otro factor que se mostró importante fue el ejercicio diario, y así los investigadores encontraron que la probabilidad de mostrar este tipo de comportamientos anómalos se reducía hasta en un 53% en aquellos perros que realizaban entre una y dos horas de ejercicio diarias.

Razas predispuestas a comportamientos repetitivos

También se encontró que los comportamientos repetitivos son más comunes en algunas razas concretas de perros, como los pastores alemanes, los perros chinos crestados y los corgis galeses de Pembroke. Entre los menos susceptibles a presentar este tipo de anomalías comportamentales se encontraron los collies, los schnauzers miniatura y los lagotto romagnolo (una especie de perro de agua italiano).

En cuanto a la edad de los canes, los más propensos a mostrar comportamientos repetitivos fueron los menores de dos años así como los mayores de ocho años. Otro detalle de estudio alude a la castración de los animales, respecto a la cual los investigadores encontraron que los perros castrados presentaron un 29% más de probabilidades de mostrar comportamientos repetitivos, también más comunes, según la información proporcionada por sus dueños, en aquellos animales más hiperactivos, agresivos y que se distraían más fácilmente.

En resumen, estos hallazgos sugieren que los comportamientos repetitivos en los perros son complejos y están asociados con una variedad de factores ambientales, de estilo de vida y genéticos, por lo que los autores proponen que comprender mejor dichos factores podría ayudar a mejorar el bienestar y la calidad de vida de nuestras mascotas en el futuro.

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