1442115722-kelH--620x349@abc.jpgEl Barcelona juega mañana en Balaídos un partido muy importante para no desengancharse aún más de la Liga. Será el último encuentro que dirija Sergi Barjuan después de que se haya concretado el fichaje de Xavi Hernández, que no podrá estar en el palco gallego para ver las evoluciones de su nuevo equipo ante el Celta de Vigo. Sobre este hecho se pronunció, aunque quiso mantener la prudencia hasta que el Barcelona oficialice la llegada del nuevo técnico. «El Al-Sadd ha hecho el comunicado pero el Barça no. Hay que esperar, pero tengo buena relación con Xavi y cualquier duda que tenga estaré encantado, una vez más, de ayudar al club», explicó Barjuan, que enfatizó: «Si Xavi viene es porque será la mejor opción para el club». Incluso no ve mal que se pague una cláusula de rescisión por él: «Si le ven capacitado, si es el mejor entrenador, si la situación lo requiere… Depende de cada momento. Es difícil opinar por lo que se ve ahora. Si se ve que hay que hacerlo, adelante». Y tampoco quiso mojarse en exceso ni darle consejos: «Cada entrenador lo ve diferente. Lo primero que tiene que hacer es convencer a los jugadores, traer su mentalidad y poco a poco subsanar las carencias que vea. No estoy capacitado para dar consejos a nadie. Que desplegue todo lo que ha hecho como jugador y entrenador». Sergi es consciente que mañana concluye su etapa como primer entrenador del Barcelona, lo que le entristece. «Cuando tienes un caramelo tan goloso es normal, pero ya lo sabía. El club te explica la situación, te atreves a coger el equipo y sabes que tienes una caducidad. Estoy contento. Me falta un último paso y tengo que convencer a los jugadores para que sean tan valientes como en Kiev. Dejar de saborear este caramelo siempre te disgusta pero ya sabía que iba a pasar», reconoció. Y en este sentido, aseguró que se sentía capacitado para acabar la temporada: «Cuando a uno le hacen esta propuesta y acepta es porque se siente capacitado a todo pero sabía que la fecha de caducidad estaba escrita». Y descartó haber trabajado pensando en ser recompensado en un futuro: «Nunca he pensado que era una oportunidad para demostrar que en un futuro puedo estar aquí. Nunca hago las cosas pensando en un futuro, sino en el presente. Si luego se da en un futuro es porque he hecho las cosas bien. En estos diez días he disfrutado mucho y eso ya me vale». Sergi explicó que «al final tienes que tener continuidad en lo que haces y esa continuidad es mañana». «Un entrenador tiene que ser consciente en cada momento de dónde está. Yo era consciente que solo tenía diez días y quería levantarles. Hoy he visto muchas risas y eso hace grupo», añadió, antes de responder a qué había aportado en estos diez días en los que ha estado al mando del equipo: «Los jugadores son los que hablan en el terreno de juego y los que te ponen en el sitio. Al final son ellos lo que te hacen bueno. Hay equipo para estar más arriba en la Liga y clasificarse en la Champions. Hay que tratar que la dinámica positiva no se rompa. Mañana, sabiendo que es un campo muy complejo históricamente para nosotros, debemos seguir con esta dinámica». Finalmente, también respondió a otras, cuestiones como la lesión de Dembélé, que jugó más tiempo del que habían recomendado los médicos y ahora está lesionado: «Cuando uno asume un cargo como el mío, tiene que tomar decisiones. Tras el partido todos estábamos contentos, le vimos bien, tuvimos un día de descanso y se lesionó. Podría haber sido otro. Si hoy no estuviese lesionado nadie hablaría. Al final se ganó y el fútbol tiene este riesgo». Y valoró el partido que le espera ante el Celta: «El partido será diferente al de Kiev. Ellos plantearán una presión fuerte arriba, buscar que cometamos algún error y pillarnos abiertos. Tienen mucha movilidad en el centro del campo y tenemos que ser conscientes que la forma de presionar será diferente a Kiev. Pero al final, queremos ser protagonistas con el balón».

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