La reducción de pacientes graves por la COVID-19 es bueno y malo a la vez, según el director del Hospital Leonardo Martínez, José Medina.

El galeno explicó que es bueno porque significa que se le está ganando la batalla al virus, pero malo porque revela que los pacientes que aún permanecen en salas de observación  son personas que no han recibido ni una sola vacuna contra la COVID-19.

Detalló que en este centro asistencial del norte de Honduras solo se encuentran 9 pacientes hospitalizados con diagnóstico de la COVID-19, la menor cifra durante la pandemia.

Argumentó que la disminución de pacientes graves obedece al esquema de vacunación que ya han completado miles de hondureños.

Sin embargo, lamentó que aún existen muchos hondureños que se niegan a recibir el medicamento y son estos los que llegan a un estado grave de la enfermedad.

“Estamos contentos, pero a la vez también tristes porque a pesar de los esfuerzos hay gente reacia a colocarse la vacuna”, declaró a periodistas en Cortés.

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