Cuenta Jaanus Harro que “el historial de conducción es una vía excelente para estudiar algunos de los aspectos más interesantes del comportamiento humano”. Harro, profesor de neuropsicofarmacología en la Universidad de Tartu, en Estonia, es el autor principal de un artículo que bajo el titulo Unhealthy lifestyle is associated with risk-taking in traffic and moderated by the serotonin transporter gene promoter polymorphism, fue presentado la semana pasada en el trigésimo cuarto congreso anual del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología, -ECNP-, celebrado en Lisboa.

El nuevo trabajo es un estudio psicológico a largo plazo centrado en los conductores en el que se combinan datos psicológicos con registros policiales y de seguros. Entre sus conclusiones, sus autores informan de que todo apunta a que existe una asociación entre las multas de tráfico, los accidentes al volante y otros aaspectos de nuestro comportamiento diario, como podrían ser el consumo de comida basura o alcohol.

Un comportamiento temerario tanto al volante como en la vida en general, podría tener una base psicológica común.

“La mayoría de las personas conducen y las multas o los accidentes de tráfico son registros objetivos: son difíciles de sesgar y quedan para siempre en las bases de datos”, continua Harro. «Así, descubrimos que existen vínculos significativos entre el comportamiento temerario al volante y otra gran variedad de comportamientos de nuestro día a día, como el consumo de alcohol, comida basura y bebidas energéticas”.

Pero quizá, según han descubierto los investigadores, lo más importante que subyace en esta relación son los indicios de que este tipo de conductas estarían asociadas con una variación genética que modula el metabolismo de la serotonina, el mismo neurotransmisor al que se dirigen muchos antidepresivos. Esto sugiere que un comportamiento temerario tanto al volante como en la vida en general, podría tener una base psicológica común.

Impulsividad al volante

Para llevar a cabo su investigación, el equipo de Harro analizó el perfil de 817 conductores -49,2% hombres y 50,8% mujeres- que participaron en el estudio. Estos fueron sometidos a una serie de análisis de sangre y genéticos, además de a varios cuestionarios en los que los investigadores trataron de medir factores como la impulsividad o agresividad de sus personalidades.

Al vincular estos resultados con las bases de datos de la policía y los seguros, los investigadores comenzaron a descubrir algunos de los vínculos asociados con la conducción temeraria. Así, 137 de los conductores que habían sido multados por exceder los límites de velocidad, también obtuvieron puntajes más altos en cuanto a su tendencia a la agresión física y verbal. Los resultados mostraron que este tipo de sujetos era igualmente propenso a abusar del consumo de comida basura, alcohol o bebidas energéticas.

“Pudimos identificar muchos vínculos entre la toma de riesgos diaria y la conducción temeraria” cuenta Tõnis Tokko, coautor del estudio. “Encontramos, por ejemplo, que los sujetos que consumían bebidas energéticas al menos una vez a la semana tenían el doble de probabilidades de pisar el acelerador que los que no lo hacían con tanta frecuencia”. “No creemos que las bebidas energéticas sean la causa directa de las infracciones de tráfico, pero si que este consumo de bebidas energéticas puedan ser empleadas por los sujetos para satisfacer una necesidad de excitación«, puntualiza el autor.

“La estructura psicológica de una persona puede llevarla indistintamente tanto a conducir a altas velocidades como a querer consumir más bebidas energéticas o comida basura”, continúa. “Nuestras pruebas psicológicas nos mostraron que este perfil de individuos que persiguen la excitación tenían entre un 11% y un 13% más de probabilidades de pisar el acelerador”.

¿Temerario por naturaleza?

Los investigadores también observaron los rasgos genéticos de los conductores voluntarios. Descubrieron que ciertas variantes de un gen que controla el transporte de serotonina -el polimorfismo 5-HTTLPR- también estaba asociado con la conducción temeraria. La serotonina es el neurotransmisor que se cree que está involucrado en la depresión y que también está regulado por muchos fármacos antidepresivos. “Descubrimos que ciertas variantes genéticas están asociadas con conductas de riesgo tanto a la hora de conducir como en otros aspectos de la vida; pero este es un hallazgo muy preliminar y aún debe ser confirmado por nuevos experimentos”, puntualiza Tokko.

Ciertas variantes de un gen que controla el transporte de serotonina -el polimorfismo 5-HTTLPR- también estaba asociado con la conducción temeraria

El Estudio psicobiológico del comportamiento del tráfico de Estonia es un estudio a largo plazo que comenzó a recopilar datos en 2001; se cree que es el único estudio a largo plazo del mundo que sigue a los conductores teniendo en cuenta la psicología y la biología relacionada. Inicialmente, tenía como objetivo identificar patrones de comportamiento de conductores ebrios y conductores multados por exceso de velocidad para tratar de prevenir estos comportamientos, pero desde entonces se ha expandido para considerar otros factores.“Creemos que este es un sistema único. Nuestro estudio muestra que las personas que son imprudentes al volante también tienden a arriesgarse en otros aspecto de la vida. Nuestra investigación muestra que podría existir una explicación biológica para este comportamiento”, concluye.

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