iraola3-kK9B--620x349@abc.jpgDespués de doce temporadas en la primera plantilla y con más de medio millar de partidos defendiendo al Athletic, Andoni Iraola (Usurbil, 39 años) no es el prototipo de exfutbolista que se ha formado como entrenador en el club de toda su vida, quizá porque para él sentarse en el banquillo nunca fue realmente una prioridad. Tras abrirse paso en el juvenil del Antiguoko, el salto profesional le llegó sin esperarlo en un destino tan exótico como el AEK Larnaca. Tres años después de esa aventura mediterránea, el guipuzcoano ha instaurado el estado de felicidad en Vallecas porque el Rayo firma su mejor inicio como local en Primera división y ocupa una plaza europea en la temporada del regreso a la elite. «No es extraña la adaptación y esa buena sintonía que tiene con el barrio porque a Andoni le encantaba visitar Vallecas como jugador, era una de sus salidas favoritas», explican a ABC desde el entorno del preparador, listo para plantar hoy batalla al Barcelona de KRonald oeman. Es el entrenador de moda, aunque los que le conocen bien aseguran que Iraola no tenía claro sentarse en un banquillo tras colgar las botas en el New York City, equipo de la MLS al que llegó para perfeccionar su inglés y en el que agotó los días de fútbol junto a David Villa, Andrea Pirlo o Frank Lampard. Compartir vestuario con tanta estrella no cambió la sencillez de una persona que siempre ha tenido a su mujer y dos hijos como prioridad. «Andoni sentía la duda de dedicarse a entrenar porque no quería hipotecar la vida de su familia con traslados de una ciudad a otra». Ander Murillo, que ejercía de director deportivo, fue la persona que cambió la vida de Iraola al descolgar el teléfono en el verano de 2018. Su excompañero en las categorías inferiores del Antiguoko, y luego en el Athletic, apostó para el AEK Larnaca por un entrenador metódico que en Nueva York descubrió y se aficionó al fútbol americano. Un deporte que escrutó para incorporar a su particular libro de estilo. «De la NFL le maravilló cómo se preparaban las jugadas y entendió que había cosas que se podían aplicar al fútbol», afirma a este periódico uno de los colaboradores de un técnico feliz en el anonimato madrileño. «En Bilbao es una leyenda, es el cuarto jugador que más partidos ha vestido la camiseta del Athletic y todo el mundo le para por la calle. Es imposible que vaya a un supermercado sin pararse a hacerse una foto o a firmar un autógrafo». Amante del ciclismo y apasionado de la NBA, a Iraola el primer trago amargo le llegó después de un despido a pesar de ganar la Supercopa chipriota y de meter al AEK Larnaca en la fase de grupos de la Europa League. Los delirios de grandeza de un presidente acabaron con el primer sueño, pero no con la ilusión de un entrenador que esta temporada ha convertido al Rayo Vallecano en el mejor equipo de la Liga como local junto al Sevilla. Pleno de puntos en cuatro partidos, algo nunca visto en un barrio que siempre le atrajo. «Tras su gran temporada en el Mirandés, al que metió en las semifinales de Copa, recibió varias ofertas, pero se decantó por el Rayo por esa sensación que siempre tuvo al jugar en Vallecas», desvelan desde su entorno. Pero en el banquillo parece haberse transformado porque ya suma más expulsiones como entrenador que las que sufrió como jugador, solo una. Hoy vuelve a enfrentarse a un rival que marcó su carrera como futbolista. Ante el Barça debutó en 2002 y ante los azulgranas se despidió de España en 2015.En ambas citas, con Ernesto Valverde, con el que mantiene una gran relación desde que fuera su entrenador en el juvenil del Athletic, en un banquillo al que Iraola parece llamado a sentarse en un futuro. De momento sigue escribiendo su historia en Vallecas, donde es el técnico con mejor porcentaje de victorias del Rayo, un 50% (30 en 60 tardes). Internacional con España como jugador , Andoni Iraola se estrenó con la selección en agosto de 2008, en la primera convocatoria de Vicente Del Bosque en su primer partido tras relevar como seleccionador da Luis Aragonés. Su debut en el campo no se produjo, sin embargo, hasta el siguiente mes en un encuentro ante Estonia, duelo en el que sustituyó a Sergio Ramos en el segundo acto. Aunque apuntaba a la Eurocopa 2012, una pubalgia dejó fuera de aquella cita al ahora entrenador del Rayo Vallecano.

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