En el año 2017, Fernando Alonso puso en marcha un nuevo proyecto empresarial centrado en la moda llamado Kimoa. Una firma textil centrada en la sostenibilidad que el propio piloto se ha encargado de promocionar en cada una de sus apariciones públicas.

A pesar de su carácter de estrella y todo el tirón mediático que atrae el piloto asturiano, el proyecto no ha conseguido ser todo lo rentable que esperaba y Kimoa ha acumulado cerca de tres millones en pérdidas desde su creación. Quimoalar, sociedad sobre la que se encuentra articulado el negocio, terminó en sus cuentas anuales un déficit de 650.000 euros este año, un 13% más con respecto al año 2019.

El 2020 fue especialmente difícil para las empresas textiles. Ese año, Quimoalar vio como sus ingresos retrocedían un 20%, hasta los 843.000 euros, con respecto a los años 2018 y 2019, cuando la empresa percibió más de un millón de euros cada curso.

Kimoa actualmente vende sus productos principalmente a través de su web a más de 74 países y expandirá su negocio gracias a esta inversión externa. La empresa ha vendido el 75% de su capital a la compañía estadounidense Revolution Brands de SimplyEV, especializada en patinetes eléctricos y moda urbana. De la mano de la americana, comenzarán su entrada en Norteamérica.

El traspaso se confirmó el pasado 18 de agosto, en el que se detallaba que Alonso mantendría su 25% del capital de Quimoalar y continuaría siendo el embajador oficial de la marca.

Con la venta, el objetivo es hacer crecer la presencia de Kimoa en Estados Unidos y crear hasta 50 tiendas en el país en un plazo de dos años. “Es un honor seguir llevando el logotipo de Kimoa, construyendo la marca y dando la bienvenida a la familia a todos los que comparten nuestra visión”, comentaba Fernando Alonso en la nota de prensa que confirmaba la transacción.

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