El presidente afgano, Ashraf Ghani, abandonó este domingo Afganistán, mientras los talibanes entraban finalmente en Kabul para evitar, dijeron, robos ante la huida de las fuerzas de seguridad, una presencia de los insurgentes en las calles de la que Efe fue testigo.

«Para evitar actos de saqueo en Kabul y que los oportunistas no hagan daño a la gente, el Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) ordenó a sus fuerzas entrar en las áreas de Kabul de donde salió el enemigo», aseguraron los talibanes en un comunicado.

Los talibanes, que previamente habían asegurado que no entrarían en Kabul hasta que se produjera una transicion de poder pacifica, insistieron en que la población «no debe temer a los muyahidines».

Afirmaron que sus combatientes entrarán en la ciudad «con calma, no se meterán con nadie. Los militares y los empleados civiles del Gobierno deben confiar en que nadie les hará daño».

«No le está permitido a ningún combatiente entrar en casa alguna o torturar o molestar a nadie», sentenciaron.

Tras la orden, combatientes talibanes comenzaron a patrullar las calles de Kabul, registrando a las personas que se iban encontrando, para luego dejarlas seguir, según pudo ser testigo Efe.

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