Dice el refrán que “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. La frase le sienta como un guante a La Rioja. La región más pequeña de España en tamaño ­–poco más de 100 kilómetros de distancia separan sus dos extremos–alberga en su territorio una riqueza natural desbordante, repleta de parajes y rincones propios de todo un continente. Sus viñedos le confieren un aire mediterráneo; las sierras, con cumbres que superan los 2.000 metros y entornos glaciares, recuerdan a paisajes alpinos, y las áreas de secano crean estampas lunares propias de otras latitudes.

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