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La Barcelona normal volvió a celebrar una victoria de España con una euforia que no se recordaba desde el Mundial de Sudáfrica. Petardos, gritos y bocinazos fueron la banda sonora de los goles de la Selección en una ciudad que en los últimos meses se ha tranquilizado, ha dejado de tener tanto miedo y ha vuelto a expresar con naturalidad sus sentimientos. Celebraciones en los bares, camisetas rojas por las calles. Sobre todo en la zona alta, que es la zona noble donde siempre y en todos los sentidos ha ganado siempre España, la normalidad pareció volver a instalarse. El cuarto gol se gritó tanto que pareció que lo había marcado el Barça.

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