cisma-k3XD--620x349@abc.jpgEl vestuario del Barcelona es un polvorín al que solo le hace falta que salte una chispa para que la fingida tranquilidad vuele por los aires. Distanciados de la cúpula directiva del club, los futbolistas se han negado a aceptar una rebaja salarial con la que amortiguar el impacto provocado por la pandemia, principal causante de la grave alteración que ha sufrido el presupuesto del club. Aunque incluso en este aspecto se palpan las discrepancias entre varios miembros del equipo, que escenifican la desunión y el desgobierno de una caseta debilitada desde que Messi trató de desmarcarse del proyecto de Koeman buscando una salida que Josep Maria Bartomeu le vetó. Hace unos días fue Sergio Busquets el que dio algunas pistas cuando le preguntaron por el ambiente que se vivía en el Barça. «No voy a dar detalles sobre la situación del club. Podría llevar cinco o seis horas. Es cierto que ahora mismo no es el mejor momento para el club», apuntó el centrocampista. Ter Stegen, Lenglet y De Jong lo han corroborado al negarse a firmar ese burofax en el que la plantilla afirmaba que no aceptaba la adecuación salarial. Ni siquiera a la hora de defender sus derechos parecen ponerse de acuerdo los jugadores culés, que ante el Getafe sufrieron la primera derrota de la era Koeman. En la planta noble se ha trazado una hoja de ruta para recuperar la maltrecha economía de la entidad después de que el Covid-19 sea el principal causante de que se haya dejado de percibir un 30 por ciento (203 millones de euros) de la estimación de ingresos para la pasada temporada, que estaba fijada inicialmente en 1.059 millones de euros. Aunque la idea del club catalán no es que los futbolistas renuncien a su sueldo, sino que acepten un aplazamiento que se liquidará en cuanto la situación se normalice, la mala relación existente entre las partes impiden el visto bueno de los jugadores. Tanto la plantilla del primer equipo como la del filial se han puesto en manos de un abogado laboralista y han firmado un burofax en la que muestran su desacuerdo con la propuesta del club, que pide una adecuación salarial transitoria. No obstante, Ter Stegen, De Jong y Lenglet han sido sensibles a la petición del club atendiendo a la excepcionalidad del momento que está atravesando la sociedad en general. Los tres prefieren negociar y llegar a un acuerdo. Si ha habido unanimidad en el rechazo a la propuesta del club en el Barcelona B. Los futbolistas del filial, con salarios muy por encima del resto de trabajadores del club pero muy inferiores a los del primer equipo, argumentan que ya firmaron la pasada temporada una primera reducción y no aceptan ahora tener que repetirlo. Además, consideran que no ha habido explicaciones por parte de los dirigentes de la entidad culé, sino una simple carta comunicando la intención de la adecuación salarial. Ésta se envió el pasado 6 de octubre cuando la mayoría estaba con sus selecciones disputando compromisos internacionales. Precisamente, este punto es una de las cuestiones que más ha molestado a los deportistas, que discrepan de las formas del club, que había abierto una mesa de negociación hasta el próximo jueves, aunque hay de plazo hasta el 5 de noviembre para acordar la rebaja. Todas estas medidas han sido rechazadas, al tiempo que solicitan una mesa de negociación paralela al considerar que sus condiciones distan mucho del resto de empleados (el club tiene unos 500 trabajadores, muchos de ellos «mileuristas», como reconoció Bartomeu en los medios oficiales). Aunque el Barcelona espera llegar a un acuerdo, no descarta aplicar las medidas propuestas de forma unilateral tras reducir un 19 por ciento su presupuesto para este año, y está dispuesto a asumir una posible denuncia de los que no acepten la rebaja.

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