A1-1428174049-U35058836481MiS-620x349@abVuelve la selección a Kiev, un lugar de feliz recuerdo porque allí se ganó la Euro 2012 con uno de los mejores partidos de su historia, aquella goleada ante Italia (4-0) que terminó por encumbrar a toda una generación. Hace ya ocho años de eso, y en busca de éxitos similares anda ahora trabajando Luis Enrique. En la previa del partido ante Ucrania, colofón de esta larga y atareada concentración de España, el técnico asturiano mostró un semblante serio, quizás porque el análisis en frío del duelo contra Suiza le ha dejado más dudas de las que tenía nada más acabar el partido. Solo se explayó para ensalzar a Nadal y su decimotercer título en París. Sin Gerard ni Diego Llorente, liberados del viaje por sendas lesiones musculares, la expedición española se ha reducido a 22 jugadores. De ahí saldrá un once en el que aún hay esfuerzos y rotaciones por repartir. Se espera, por tanto, la titularidad de Reguilón, Ceballos o Rodrigo. Y se da por hecho también que el flanco izquierdo volverá a ser para Ansu Fati, inédito ante Portugal y con solo 57 minutos de acción ante Suiza, donde apenas se le vio. La enorme ilusión que desató el estreno como internacional del canterano azulgrana se ha atemperado en esta segunda convocatoria, donde no ha sido tan decisivo y los focos han recaído casi por completo en Adama Traoré. Líder de futuro A Luis Enrique le encantan el desparpajo y la capacidad de elegir bien de Ansu Fati. Tiene claro que es un jugador llamado a marcar una época en la selección y que será uno de los líderes del futuro. Pero sabe también que, pese al interés mediático, aún no es el momento de que asuma una responsabilidad que no le corresponde. Partidos como el de Suiza dan la razón al seleccionador: «Le haríamos un flaco favor si pensamos que nos va a solventar todos los partidos. Necesita calma a su alrededor para crecer como jugador y como persona. Ya tiene la madurez para que no se le suban los humos a la cabeza. Ni ahora es el número uno, ni cuando falla es un desastre. Una parte de su crecimiento va a ser saber gestionar los elogios y las críticas». Al técnico le gusta mucho ver cómo se desenvuelven los nuevos dentro de la dinámica de una concentración. A la de septiembre, Ansu llegó muy bien acompañado. En primer lugar, por Eric García, amigo inseparable de La Masía hasta que el central decidió emigrar al Manchester City. Pero sobre todo tuvo la influencia de Busquets, que ejerció de protector y guía. «Es muy joven y siempre intenta observar, preguntar…», explicaba ayer el mediocentro, uno de los pesos pesados de la selección. «Eso es muy bueno porque va a aprender mucho. Está madurando a pasos agigantados, pero no hay que olvidar que no ha hecho ni 18 años. Debemos saber dónde está la línea de lo que puede hacer o no, de cargarle mucho de presión y de obligarle a tirar del equipo. Todo tiene que fluir». El carácter tranquilo y educado de Ansu le han hecho entrar con buen pie en el ecosistema de la selección y en esta segunda convocatoria el delantero ha estado mucho más suelto. Se ha ganado su lugar en el grupo. Falta que lo consolide dentro del campo.

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