M1-1427316251-U07413818864TqN-620x349@abEl Barcelona afronta la nueva temporada en plena regeneración de su plantilla e inmerso en una crisis institucional, en una transición liderada por Ronald Koeman tras un decepcionante año en blanco. El técnico holandés ha remozado la fachada del vestuario culé abriéndole la puerta a pesos pesados como Luis Suárez, Arturo Vidal e Ivan Rakitic y aireando sus cuatro paredes con aire fresco. Es lo que pretende con la confirmación de Ansu Fati, Riqui Puig o las llegadas de Pedri y Trincao. A ellos se suma Miralem Pjanic y Coutinho, que regresa tras su cesión al Bayern de Múnich con el objetivo de ser tan determinante en el Camp Nou como demostró en la final de la Champions con el equipo bávaro. No obstante, el gran activo del Barcelona seguirá siendo Leo Messi, que volverá a liderar a sus compañeros un año más a pesar de sus intentos por abandonar la nave. «No hay proyecto ni hay nada, se van haciendo malabares y van tapando agujeros a medida que van pasando las cosas», aseguraba la semana pasada disparando contra el palco. Atendiendo a las palabras del argentino, será complicado que el Barcelona pueda pelear por el título liguero, aunque nombres propios para ello no le faltan. Asumirá galones Griezmann, que ha recibido la promesa de Koeman de poder actuar en su posición tras las dudas generadas el año pasado. Y tendrá una nueva oportunidad Ousmane Dembélé, masacrado por las lesiones y sin que su frágil musculatura le haya permitido justificar la fuerte inversión realizada por él. Mientras espera que le traigan un delantero (Lautaro parece ya imposible y el técnico ha pedido a Memphis Depay) y un centrocampista (quiere a Wijnaldum, pero Klopp no parece dispuesto a facilitar su salida del Liverpool), Koeman ya retoca su libreta en lo que parece que será una apuesta por el 4-2-3-1, sin que en esta ocasión el doble pivote sea recibido como una herejía contraria al ADN impulsado por el cruyffismo. La escuela holandesa, su liderazgo en la época del Dream Team y, sobre todo, el gol que sirvió para ganar la primera Copa de Europa de la historia del club, son los avales que luce el técnico y que por el momento le dotan de crédito suficiente como para que haya insuflado un moderado optimismo en la afición. Deberá ensamblar el holandés a su renovado equipo y blindarlo del entorno en un año que se prevé ruidoso tras las elecciones convocadas para la segunda quincena de marzo. La crisis institucional en la que parece inmerso el club es uno de los grandes enemigos de Koeman.

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