La actividad contó con el acompañamiento del Cuerpo Diplomático acreditado ante el gobierno de Honduras y la participación de la primera dama, Ana García.

Con el apoyo de representantes de la Iglesia Católica y Evangélica, la Secretaría de Relaciones Exteriores de Cooperación Internacional realizó  una jornada de oración para compartir mensajes de fe y fortaleza a todos los funcionarios del servicio interno y exterior.

Mediante una reunión virtual, el Nuncio Apostólico de la Santa Sede en Honduras, Gábor Pintér y el pastor Jorge Suazo, del Centro Cristiano Renovación Internacional, compartieron con los presentes reflexiones bíblicas y mensajes de apoyo para todos los participantes.

La jornada inició con las palabras del Canciller Lisandro Rosales, quien expresó su profundo pesar por el fallecimiento reciente de algunos funcionarios que perdieron la vida ante el Covid – 19 o por otras causas.

“Ante las dificultades que todo el mundo ha vivido creo que la única fortaleza que nos puede ayudar es Dios, es el único que nos puede hacer comprender que esta situación tiene un propósito y sobre todo buscar que ese propósito venga a fortalecer nuestras vidas”, manifestó Rosales.

Indicó que en la medida en que todos se mantengan fuertes y pensando que Dios tiene un propósito para sus vidas habrá cambios que le permitan a cada uno ser más diligente, comprometido y solidario.

La actividad contó con el acompañamiento del Cuerpo Diplomático acreditado ante el gobierno de Honduras y la participación de la primera dama, Ana García.

Durante su intervención el Nuncio Apostólico hizo una profunda reflexión cristina del santo evangelio según San Marcos para comparar la difícil realidad que se vive en la actualidad.

“En estos tiempos de oscuridad en los que nos ha tocado vivir, la presencia en nuestras vidas de Jesucristo vivo y resucitado se enciende como una llama nueva en la noche de un mundo que enfrentaba ya desafíos cruciales y que ahora se encuentra abrumado por la pandemia que somete a nuestra gran familia humana a una dura prueba”, recalcó.

Precisó que esa oscuridad ha cubierto plazas, calles y ciudades. “Se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas”, pero que a pesar de ese panorama siempre se deben extender los brazos de la colaboración y el consuelo.

“Hoy pensamos sobre todo en los que han sido afectados directamente por el coronavirus: en los enfermos, los que han fallecido y en las familias que lloran por la muerte de sus seres queridos y que en algunos casos ni siquiera han podido darles el último adiós”, lamentó.

El clérigo también pidió por los ancianos, los que están solos, los más vulnerables, los que están privados de su libertad y por todos aquellos que trabajan en los centros hospitalarios.

“Esta enfermedad nos está privando de los afectos de las personas queridas, pero el Señor no nos deja solos, permaneciendo unidos en la oración estamos seguros que él nos cubre con su manto repitiéndonos con fuerza no temas, he resucitado y aún estoy contigo”, declaró.

Por su parte, el pastor Suazo reflexionó sobre la condición del miedo y el valor de no tenerlo cuando las personas se apoyan en la fe. “No tengamos miedo, Dios cuida de nosotros”, resaltó.

Subrayó que a pesar de las duras circunstancias y dificultades que enfrenta el país en la actualidad “si se puede vivir en Honduras, si podemos ser felices en Honduras, si se puede prosperar en Honduras”.

Ejemplificó que la mascarilla defiende a las personas en el plano físico, pero que las palabras de las santas escrituras las protegerán en el ámbito espiritual.

“Si usted pone a Dios como su mascarilla principal no hay virus, no hay enfermedad que va a tocar su cuerpo”, aseguró.

La primera dama, Ana García, agradeció la realización de la actividad y pidió a los embajadores de Honduras en el exterior continuar transmitiendo las cosas buenas que tiene el país y siempre llevar un mensaje de paz y de bendición.

En la jornada también estuvieron presentes los vicecancilleres Norma Cerrato, Nelly Jerez y José Isaías Barahona.

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