Uno de los mayores orgullos de la ingeniería nipona, el tren bala, no nació sin problemas.

Hace 30 años, cuando el potente tren entraba en un túnel arrastraba frente a sí una masa de aire comprimido que cuando la máquina abandonaba el pasadizo producía un ruido espantoso: ¡bum! Era como si se hubiese tirado al aire una auténtica bala.

Ni los pasajeros, ni los vecinos de las localidades por donde el tren hacía su recorrido estaban contentos, así que había que buscar una solución.

Un equipo de ingenieros encontró la respuesta en la naturaleza. El pájaro martín pescador, con su pico aerodinámico y su destreza para sumergirse en el agua sin salpicar ni una gota, fue el remedio.

El diseño del tren bala cambió, los extremos pasaron a imitar la forma del propio pájaro y el resultado fue asombroso. El ruido molesto desapareció y mejoró la velocidad de la máquina al disminuir la resistencia al aire.

Este video fue adaptado del programa de radio de la BBC: 30 animals that made us smarter

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