TOKIO (Agencias).- En el mismo escenario en el que James ‘Buster’ Douglas protagonizó una de las mayores sorpresas de la historia del boxeo, al noquear a Mike Tyson, a punto estuvo de producirse otro impacto enorme. Naoya Inoue, el invicto considerado como el mejor boxeador de la historia de Japón, fue derribado este lunes por primera vez en su carrera, pero logró conservar el cinturón de campeón mundial supergallo y su invicto con una tremenda victoria por KO frente al retador mexicano Luis Nery.

En el Tokio Dome, frente a 55.000 espectadores, Inoue, de 31 años y toda una superestrella en su país, puso en vilo los corazones de todo Japón al caer en el primer round frente a un impacto de Nery en este combate por el título supergallo de las cuatro categorías. El gancho de izquierda de Nery derribó al nipón por primera vez en su carrera, pero el campeón se levantó y luego derribó a Nery en el segundo asalto con su propio gancho de izquierda para recuperar el pulso del combate.

Otro impacto de izquierda de Inoue mandó a la lona a Nery en el quinto asalto, antes de que un derechazo le puso fin a la pelea en el sexto round, y así el japonés retuvo sus cinturones del CMB, la OMB, la AMB y la FIB ante un público que agotó las entradas.

Inoue alcanzó así un récord profesional de 27-0, con 24 de sus victorias por nocaut o nocaut técnico. El mexicano Nery sufrió el segundo KO de su carrera profesional, para quedar en un registro de 35-2. El japonés es tan sólo el segundo púgil en convertirse en campeón indiscutido en dos pesos diferentes desde que empezó la era de los cuatro cinturones en 2004, tras el estadounidense Terence Crawford. Reiteró en esta pelea, en el peso supergallo (55.338 kg), lo que ya había conseguido en la división inferior (gallo, 53.500 kg) en 2022. Todos los cinturones a la vez.

Inoue venía de derrotar por KO en diez rounds al filipino Marlon Tapales, un triunfo que lo consolidó como uno de los mejores boxeadores del momento Con un récord perfecto, el japonés mantiene una imagen inmaculada. Vigente desde su primera conquista ecuménica, cuando con apenas 20 años y pesando 48,988 kilos, ganó el cetro minimosca (CMB) ante el mexicano Adrián Hernández, en 2014, para eyectarse inmediatamente hacia los supermoscas (52.163 kg), en donde noqueó a los mejores. Entre ellos, al chubutense Omar Narváez, meses más tarde.

Inoue, apodado “El Monstruo” o “Dragon Ball”, tiene el encanto de aquellos que seducen tanto en esgrima como en “demolición”. En boxeo y en pelea. Algo que muy pocos pueden lograr. Es mucho más plástico y artístico que el norteamericano Crawford sobre el cuadrilátero y no ha perdido esas aptitudes pese al ascenso de categorías. Tiene un ángel natural propio, difícil de explicar.

“Creo que me llevé una gran sorpresa en el primer round. No estoy feliz de haber ido a la lona, pero que eso pasara me dio una gran motivación. Estoy muy agradecido de haber tenido una pelea con Luis Nery” dijo Inoue. En diciembre pasado, pudo demoler y noquear a Tapales, ex campeón FIB y AMB, y ese era el gran interrogante que le faltaba responder. Demolió a un rudo, a un inquebrantable. ¿El futuro? Está en manos del promotor Bob Arum, que a los 92 años, tiene el objetivo fijo: llevarlo de nuevo a Las Vegas, donde combatió un par de veces.

Este fue el primer combate de boxeo celebrado en el mítico Tokyo Dome desde aquel reto en el que el desconocido ‘Buster’ Douglas despojó de su invicto y de la corona de los pesos pesados a Mike Tyson en febrero de 1990, uno de los resultados más inesperados de la historia de este deporte.

 

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