Tomasz Listkiewicz fue el triste protagonista del Real Madrid – Bayern de Múnich por levantar la bandera de forma precipitada y llevar a Szymon Marciniak a cometer el error de no conceder el gol de De Ligt. Su historia llega marcada por una tradición familiar también marcada por la polémica.

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Su padre, Michal Listkiewicz, también fue juez de línea y tuvo el privilegio de formar parte del equipo arbitral en la final del Mundial de 1990 en Italia entre Alemania y Argentina.

El árbitro principal fue el mexicano Edgardo Codesal y no tuvo precisamente ayuda de sus asistentes, entre los que estaba Michal Listkiewicz, para evitar que se desatara la indignación en Argentina.

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Rudi Völler (Alemania): Perdió la final de 1986 y ganó la de 1990
EFE
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Argentina acabó con nueve jugadores por las expulsiones de Pedro Monzón y Gustavo Dezotti, además de ver como se le castigaba con un penalti más que dudoso de Sensini sobre Rudi Völler. Brehme lo transformó para dar el título a los teutones.

Por si fuera poco, el colegiado no tuvo el mismo criterio en una entrada de Matthaus dentro del área alemana que habría podido dar la oportunidad a Diego Armando Maradona de adelantar a Argentina desde el punto fatídico.

Disculpas insuficientes

Tomasz Listkiewicz parece haber cogido la estela de su padre y pasar la historia por un error lamentable. De Ligt explicó que le pidió perdón, pero ya era demasiado tarde. El daño estaba hecho y el Madrid se clasificó para la final.

El show también le va, como se vio en la pasada final de la Champions entre el Manchster City y el Inter de Milán. Cuando subió el trio arbitral a recoger su medalla, encabezado por su inseparable Marciniak, Tomasz Listkiewicz se quitó el premio y empezó a jugar con el metal eufórico. Una imagen poco presentable para un colegiado.

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Szymon Marciniak en un encuentro de Champions League
EFE
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También fue asistente en la final del Mundial de Qatar del 2022. Un partido en el que tampoco faltaron las jugadas polémicas con los tres penaltis señalados, uno a favor de Argentina y otros dos para Francia.

Esta última nefasta actuación en el Bernabéu puede costarle muy caro al trío polaco que partía con la vitola de tener mucho prestigio.

Marcinizak, el principal, tiene como hobbies el boxeo y el kickboxing. Quizá ahora tenga más tiempo del esperado para seguir golpeando al saco del gimnasio.

 

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