TEL AVIV.- Cuando Hannah Gofrit, una polaca de 88 años que sobrevivió al Holocausto, tomó dimensión del alcance de las atrocidades del 7 de octubre, decidió ir al encuentro de los jóvenes que se habían escondido en búnkeres, en arbustos, debajo de los tanques o de los cadáveres, o detrás de cualquier refugio improvisado que pudiera salvarles la vida.

Hace 80 años, ella también tuvo que esconderse de los nazis en los armarios de los vecinos y en un depósito subterráneo donde guardaban las papas. Cuando se encontró con los chicos del kibutz Mefalsim, una de las 22 comunidades cercanas a la frontera con Gaza que fueron arrasadas en el ataque, se ocupó de recalcarles que no estaban solos y que también ellos podría superar esa experiencia traumática.

Hannah Gofrit was just 4 years old when the Nazis invaded her town of Biala Rawska.

Out of 4,000 Jews from her town, Hannah was one of two children to survive.

Today she’s taking over our account & sharing her story.

Ask Hannah a question using #HannahsStory.#IHMD2022 pic.twitter.com/9lMhE9b085

— Israel (@Israel) January 27, 2022

“Me preguntaron cómo había hecho para sobrevivir y les dije que había hecho lo mismo que ellos: correr a esconderme con mi mamá. ¿Qué puede haber más lindo que sentir el olor de tu madre, de su ropa, mientras afuera ocurre todo eso?”, recuerda Hannah.

Y la semana pasada, cuando se reunió con un grupo de sobrevivientes de la fiesta rave Nova, donde el 7 de octubre fueron masacradas 360 personas y otras 40 fueron llevadas a la rastra al interior de la franja, les dijo: “A la noche, cuando se vayan a dormir, esos horrores les van a quitar el sueño hasta muy tarde, pero la verdadera pregunta es cómo sigue mi vida mañana cuando me despierte”.

Anoche, víspera del Día del Recuerdo del Holocausto, les dijo a los cientos de familiares de los rehenes y gente que los apoya que se habían concentrado en la plaza central de Tel Aviv –ahora conocida como Plaza de los Rehenes– que ella también esperaba el regreso de todos y que en algún momento el país empezaría a sanar sus heridas.

“¡Y yo que pensaba que nunca más seríamos víctimas!”, confesó Hannah mientras se preparaba para subir al escenario, y agregó que su rol de educadora y sobreviviente cambió desde el 7 de octubre, porque ahora su audiencia “está sedienta de optimismo”.

En Israel, el Día del Recuerdo del Holocausto –no confundir con el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto– es un feriado nacional, que este año se extendió desde el atardecer del domingo hasta el atardecer de lunes, y es el primero de una seguidilla de feriados de mayo que este año estarán bajo la sombra de los ataques del 7 de octubre, el día más letal que haya vivido el Estado de Israel y la tragedia más transformadora que haya sufrido el pueblo judío desde el Holocausto.

La semana que viene se celebran el Día de los Caídos y el Día de la Independencia, que seguramente sacarán a relucir las controversias latentes desde hace meses sobre el manejo de la guerra. El primer ministro Benjamin Netanyahu y su coalición de extrema derecha sostienen que lo primero es destruir a Hamas, mientras que las familias de los rehenes y quienes los apoyan dicen que la prioridad debe ser el regreso de sus seres queridos.

Cientos de sobrevivientes del Holocausto se reunieron ayer con generaciones de israelíes más jóvenes para compartir sus testimonios en casas particulares y espacios públicos de todo el país, como parte de una iniciativa que ya lleva 13 años y que fue concebida como un medio para mantener vivas sus historias a medida que la población de supervivientes disminuye.

Consigna: “No olvidar”

Pero hoy, cuando el estruendo de las sirenas paralizó a los israelíes en el lugar donde se encontraban, la consigna de “No olvidar”, tanto el Holocausto como los hechos del 7 de octubre, adquirió una relevancia nueva y más urgente.

“No es forjar esa conexión entre este presente que nos grita en la cara, con los rehenes, cuyas familias llevan siete meses clamando por su liberación, y el recuerdo de nuestros abuelos, que nos exigen que seamos dignos de su memoria”, dice Benny Lau, un destacado rabino que organizó el evento del Día del Recuerdo del Holocausto en la Plaza de los Rehenes.

Los sobrevivientes y sus cientos de miles de nietos en Israel dicen que la situación actual se parece al Holocausto.

“Siento que estamos viviendo en algo que podríamos llamar el ‘Holocausto de octubre’”, apunta Omri Shtivi, cuyo hermano Idan, un estudiante de ciencias ambientales de 28 años, fue secuestrado en la rave Nova. Omri cuenta que sus dos abuelos sobrevivieron al Holocausto y que los testimonios que escuchó antes del feriado eran “escalofriantes” por su relevancia en el presente.

“Esto es una escala mucho menor, pero creo que cualquiera que haya visto las imágenes de aquel sábado 7 de octubre no podría calificarlo de otra manera”, dice Omri.

Según el Ministerio de Bienestar Social de Israel, en el país viven 133.000 sobrevivientes del Holocausto, de los cuales unos 2000 tuvieron que ser evacuados de sus hogares debido a la guerra en Gaza.

Sus nombres y sus penurias fueron recordados hoy, y en el contexto de una guerra que podría estar ingresando en una nueva fase. Las negociaciones para un alto el fuego y la liberación de rehenes están nuevamente empantanadas. El domingo, Hamas lanzó un ataque con cohetes contra el cruce fronterizo de Kerem Shalom, una de las pocas rutas terrestres para el ingreso de ayuda humanitaria a la franja: murieron cuatro soldados israelíes.

Dentro de Gaza todavía hay 132 rehenes, la mayoría de los cuales, según cree Israel, están retenidos en viviendas particulares y túneles subterráneos de Rafah, ciudad del sur de la franja que Israel ha marcado como su más reciente campo de batalla. Israel dio la orden de evacuación de unos 100.000 residentes de Rafah, señal de una inminente incursión por tierra. Desde el inicio de la guerra, en la franja han muerto más de 34.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, según datos del Ministerio de Salud de Gaza que no hacen distinción entre combatientes y civiles.

Procesos

Hay rumores de que el Tribunal Penal Internacional de La Haya está preparando órdenes de arresto para altos funcionarios militares y del gobierno israelí, incluido el propio Netanyahu, por el modo en que han conducido la guerra. Y la Corte Internacional de Justicia, un organismo independiente de la ONU, también aceptó evaluar la causa presentada por el gobierno de Sudáfrica, que acusa a Israel de llevar a cabo un genocidio en la franja.

Israel niega categóricamente esas acusaciones: argumenta que su Ejército toma medidas para proteger la vida de los civiles y que la guerra es imprescindible para la supervivencia del Estado judío.

“Hace 80 años, durante el Holocausto, el pueblo judío estaba totalmente indefenso frente a quienes buscaban nuestra destrucción. Y ningún país vino a ayudarnos”, disparó Netanyahu anoche, durante la ceremonia oficial de apertura del Día del Recuerdo del Holocausto en el Centro Yad Vashem de Jerusalén, donde hubo una silla amarilla vacía en solidaridad con los rehenes.

“Y a los líderes del mundo les digo lo siguiente: no habrá presión ni fallo de ningún foro internacional que impida que Israel se defienda”, agregó el primer ministro, en aparente referencia al proceso abierto en La Haya y a las críticas internacionales por la guerra. “Derrotaremos a nuestros enemigos genocidas. El nunca más es ahora”.

Zili Wenkert tiene 88 años y es una sobreviviente del campo de concentración de Transnistria. Su nieto de 22 años, Omer, es uno de los rehenes que todavía están en Gaza, y Zili dice que el objetivo de la guerra israelí de aniquilar a Hamas le provoca “una profunda decepción”.

“No soy militar, pero sé que lo primero que hay que hacer es liberar a los rehenes, porque no hay manera de destruir todo el terror que anida en los corazones de Hamas”, dice Zili. “Así que no: lo primero es liberar a todos los rehenes, y solo Dios sabe cuántos siguen vivos”.

“Ahora mi nieto está en manos de Hamas, y es algo que no logro asimilar”, dice desconsolada. “Mi verdadero Holocausto es este”.

Por Shira Rubin

 

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