Un extraño fenómeno ha traído de cabeza a los científicos en Estados Unidos durante años. El Valle de la Muerte, en el desierto de Mojave (California) es escenario de un hecho realmente inusual: las piedras viajeras. Sencillamente, las rocas que hay en el suelo se deslizan sobre la superficie, dejando surcos visibles, sin que, aparentemente, nada las empuje. Es decir, se mueven solas.

Este movimiento se observa en piedras de todos los tamaños, desde grandes a pequeñas, y fue descrito por primera vez en 1948. Curiosamente, y a juzgar por los trazos que dejan en el suelo, los movimientos de cada roca parecen ser más o menos paralelos entre sí y cambian de dirección de forma coordinada, como si obedecieran a un dictado común.

Se da la circunstancia, además, de que las piedras no presentan un desplazamiento continuo, sino que alternan fases de total quietud que pueden durar años con periodos de movimiento en el que avanzan a velocidades de hasta 6 metros por minuto, es decir, 0,36 km/h. Todo ello se ha comprobado a lo largo de los años mediante fotografías, tanto en superficie como aéreas, que han ido desvelando el extraño ‘comportamiento’ de estos objetos.

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Rastros que dejan en el suelo las piedras al desplazarse, vistos desde el aire
CNET
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Teorías paranormales al margen (que, como era de suponer, abundan en este caso), los científicos atribuyeron primero el hecho a remolinos de viento, pero tras recrear estas condiciones mediante motores de avión, se comprobó que de este modo solo se movían rocas de pequeño tamaño.

Luego se especuló con la hipótesis de que alfombras formadas por algas que crecen en la zona facilitaran el deslizamiento de las rocas cuando soplaban fuertes vientos. Sin embargo, como el suelo permanece seco durante gran parte del año y durante el invierno suele estar congelado, se descartó el papel de las algas. Pero es que, además, algunas rocas que se mueven son demasiado grandes como para ser empujadas por el viento, incluso sobre una alfombra deslizante de algas.

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Una de las piedras que se deslizan por el suelo
Alex Suolev
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Otra explicación aportada consistía en que durante las noches de invierno se forman placas de hielo en el suelo que permitían reducir el rozamiento de las rocas, con lo que podían moverse fácilmente.

La explicación definitiva

Aunque tampoco eso es correcto, el hielo sí interviene en la explicación. No fue hasta 2014 cuando científicos del Instituto de Oceanografía de La Jolla, en California, publicaron un estudio con la explicación definitiva en la revista Plos One. Y es que las rocas no se mueven por ‘resbalar’ sobre las placas de hielo durante las noches de invierno, sino que lo hacen cuando empiezan a derretirse dichas placas con el sol de la mañana.

Es entonces cuando el suelo, todavía con placas de hielo pero ya empapado en agua, presenta las condiciones óptimas para que se deslicen las piedras sobre él.

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El fenómeno ha intrigado a los científicos durante años
Agencias
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El hecho de que estos movimientos no se observen de forma constante obedece a que estas condiciones de hielo y temperatura no se producen de manera regular a lo largo del invierno, puesto que depende de las condiciones climáticas de cada año.

Estudio de referencia: https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0105948

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es

 

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