Avisó Tuchel en la previa que esperaba un partido con diferentes olas y fases. Una profecía que se cumplió desde el minuto uno hasta el 115′. Un oleaje salvaje en el Bernabéu que terminó ahogando al Bayern, aunque pudo haber acabado también con el Madrid.

Dos goles de Joselu y un error arbitral condenaron a los alemanes en los últimos minutos, territorio místico de los blancos, que han convertido la épica en algo previsible, incluso rutinario. El Madrid lo volvió a hacer y se medirá al Dortmund en la final de Wembley.

Primera parte de vértigo del Madrid

El Madrid arrinconó al Bayern en su área a base de intensidad y talento. Vinicius lideró las hostilidades. En su primera intervención le hizo un lío al Bayern y se dirigió al público con aspavientos. La tensión alimenta el juego de Vinicius.

El Madrid encontró en Kroos la palanca del equipo. Sus cambios de juego siguen siendo una de las armas más definitivas de la Champions. Con un solo gesto, encuentra el camino más rápido para mejorar a compañeros como Vinicius.

El brasileño envió un balón al palo en una jugada surrealista, con dos balones en el campo, que de haber entrado habría provocado un lío. Minutos más tarde un centro suyo se envenenó tanto que tuvo que intervenir Neuer. El brasileño atropelló a Kimmich en cada duelo. Un abuso del que sacó partido el Madrid.

Frente al vértigo del Madrid, el Bayern buscó soluciones al contragolpe y las encontró en Musiala. El alemán se convirtió en un fastidio entre líneas, también el mejor socio de Kane, que lograba crear peligro de la nada. Un disparo suyo a punto estuvo de convertirse en el primer gol pero apareció Lunin con una mano milagrosa.

El plan del Bayern no parecía casualidad. Tuchel apostó por un repliegue bajo para protegerse. Aguantar las envestidas con ayudas, apretar los dientes y confiar en Neuer en la emergencia. El Bayern se puso el traje del Madrid con un objetivo: convertir un error en una oportunidad. Y fue creciendo poco a poco a medida que crecía la frustración del Madrid. Nadie lograba salvar el último escollo: un Neuer gigante, una barbaridad. El alemán fue el único capaz de superar a Vinicius, que lo puso a prueba todo el partido. Tampoc acertó Rodrygo, que envió fuera un balón que parecía dentro.

Musiala, otra vez el genio alemán, se encontró con Lunin. Providencial el meta ucraniano que lo paró todo hasta que apareció Alphonso Davies con un obús imparable. El gol dejaba al Bayern en una posición privilegiada, incluso Kane rondó el segundo, pero el Madrid resucitó cuando parecía muerto. De nuevo. A su manera.

Primero, en el minuto 87 con un gol de Joselu tras aprovechar un rechace increíble de Neuer. Dos minutos después, de nuevo Joselu tras rematar un centro de Rudiger con suspense por la intervención del VAR. Y finalmente con un gol de De Ligt anulado porque el colegiado había invalidado la jugada antes por un fuera de juego (inexistente) pitado por el linier. El Madrid impuso su ley y estará en la final de Wembley con una historia conocida: lo imposible parece inevitable cuando el Madrid juega la Champions.

 

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