En una reciente actualización de sus directrices, las autoridades sanitarias en Estados Unidos han rebajado la edad recomendada para iniciar las mamografías de detección del cáncer de mama a los 40 años. Este cambio responde a un aumento en la incidencia de este cáncer entre mujeres jóvenes y busca mejorar las tasas de supervivencia mediante la detección precoz.

El cáncer de mama es el segundo tipo de cáncer más común y la segunda causa más común de muerte por cáncer entre las mujeres en los Estados Unidos. En 2023, se estima que 43.170 mujeres fallecieron a causa de esta enfermedad. 

Aunque la tasa de incidencia es más alta entre las mujeres blancas no hispanas, las mujeres negras no hispanas presentan una tasa de mortalidad significativamente más alta y son más propensas a ser diagnosticadas en etapas avanzadas de la enfermedad.

La Fuerza de Tareas de Servicios Preventivos de EE. UU. (USPSTF, por sus siglas en inglés) ha concluido, tras una revisión sistemática, que la mamografía bienal ofrece un beneficio neto moderado para mujeres de 40 a 74 años. Sin embargo, la evidencia es insuficiente para determinar los beneficios y riesgos en mujeres mayores de 75 años y en el uso de técnicas suplementarias de detección como la ultrasonografía o la resonancia magnética, independientemente de la densidad mamaria.

¿cuál es la recomendación en españa?

En contraste con la nueva recomendación estadounidense, España mantiene un enfoque más conservador en las edades de inicio para las mamografías de cribado. Desde 1990, el programa español ofrece mamografías bienales a mujeres entre 50 y 69 años, fundamentado en un balance positivo entre los beneficios de la detección y los riesgos inherentes al sobrediagnóstico y sobretratamiento.

El sistema de salud español evalúa periódicamente la evidencia científica para ajustar sus programas de cribado, lo que incluye no solo la mamografía estándar sino también protocolos específicos para mujeres con alto riesgo personal o familiar de cáncer de mama.

Evaluación y perspectivas futuras

Mientras Estados Unidos adopta una postura más proactiva ante el aumento de la incidencia de cáncer de mama en edades más tempranas, España se mantiene firme en su estrategia basada en décadas de datos acumulados y un enfoque poblacional organizado. Este contraste en las políticas de salud pública refleja diferencias no solo en la interpretación de la evidencia científica disponible, sino también en la estructura de los sistemas de salud y las prioridades socioculturales de cada país.

A medida que continúan los debates y las investigaciones, es crucial que las mujeres estén informadas y consulten con sus médicos para tomar decisiones basadas en una comprensión completa de los riesgos y beneficios, adaptados a sus circunstancias personales y familiares. 

En última instancia, la adaptación de las recomendaciones de salud pública a las realidades emergentes y a las evidencias actualizadas será clave para mejorar los resultados de salud en toda la población femenina.

 

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