Desde chico, Agustín Mauro supo que se iría. Por un tiempo corto o un tiempo largo, volaría hacia algún rincón del planeta para explorar qué había más allá. Y así, con el sueño en el horizonte, desde muy pequeño se sumergió con pasión en el universo de los idiomas. Primero aprendió inglés, y cuando lo dominó, decidió seguir con el francés y luego con el alemán. Hablar otras lenguas empezó como un hobby que se transformó en mucho más que eso: se convirtió en un modo de vida que le abrió numerosas puertas.

En sus días de secundario, la necesidad de volar fue tan intensa que se embarcó en dos viajes de estudio, uno a Australia y otro a Francia. En suelos lejanos descubrió las diversas maravillas arquitectónicas, disímiles entre sí, pero fundamentales para crear identidad nacional. Entre las líneas antiguas de Europa y las contemporáneas de Oceanía, en Agustín creció la idea de que el diseño urbano y su estética tenían una enorme influencia en el comportamiento social.

Atraído por las construcciones optó por estudiar arquitectura. Durante el período universitario hizo las valijas una vez más para vivir y estudiar en España. En el regreso a su tierra cordobesa, en Argentina, supo que su deseo de vivir por un período mucho más prolongado en el extranjero no solo no había menguado, sino que se había multiplicado en tiempos donde había comenzado a trabajar en un estudio arquitectura de Córdoba que lo alentó en sus sueños (Estudio Rovea Sargiotti) y así, apenas terminó su carrera empacó una vez más, pero con otra intención: quedarse a vivir por un tiempo indefinido en otro rincón del mundo. El destino, Italia, y con él, un nuevo idioma para saborear e incorporar a su saber.

“En Italia trabajé durante seis meses en un importante estudio de arquitectura, y fue aquel puesto que me abrió la oportunidad de trasladarme a Estados Unidos”, revela Agustín. “En esta decisión tuvo también que ver que la oferta era para HKS, un estudio que diseña y proyecta a escalas que uno tal vez no ve en Argentina”.

Aterrizar en Estados Unidos: “Dallas es tan dispersa que afecta mucho en cómo la gente se relaciona”

Agustín ya conocía Estados Unidos, aunque pronto comprendió que aquello podía afirmarse entre comillas. Había estado en Nueva York, donde tenía amigos y solía fantasear con vivir y conquistar la Gran Manzana. La oportunidad, sin embargo, surgió en Dallas, y el impacto cultural de su llegada fue mucho más fuerte de lo esperado.

Desde el punto de vista social, climático, urbanístico y cultural, todo emergió ante él muy diferente a lo acostumbrado. En Dallas, Agustín experimentó uno de las planificaciones urbanas típicas estadounidense, muy alejada de la composición y dinámica neoyorquina y europea. Allí encontró dispersión, distancias enormes para trasladarse de un lugar a otro, donde el auto se vuelve una herramienta indispensable.

“En Dallas el transporte público prácticamente no existe”, explica. “La forma de vida en Estados Unidos depende mucho de donde uno esté, es un país muy grande, y Dallas sin dudas es tan dispersa que afecta mucho en cómo la gente se relaciona, no es una ciudad que fomente el encuentro entre extraños, que desde el punto de vista urbanístico es un hecho muy interesante (cómo la arquitectura afecta lo humano)”.

“Entonces la gente se va del trabajo a la casa, y cabe destacar que respetan mucho los horarios laborales. Acá (en Dallas) el mito de que el estadounidense trabaja sin parar no corre, te diría que la gente en Argentina trabaja más, pero, eso sí, tienen una habilidad para los negocios y para ganar oportunidades que lo balancea”.

El mayor desafío y la mayor ventaja en una ciudad dispersa: “En Argentina somos un poco más rudimentarios”

Con el paso de los meses, Agustín descubrió que la dinámica de Dallas tenía consecuencias en el carácter de sus habitantes, más cerrados tal vez que en otros puntos de Estados Unidos. Allí se encontró de pronto, solo, con la sensación de que las distancias lo aislaban y lo confrontaban con una dificultad que no había imaginado que sería un problema: entablar amistades.

Para el joven cordobés -acostumbrado como cualquier latino a tener lazos estrechos, compartir las vivencias del día y las emociones- la falta de socialización se transformó en su mayor desafío: “En el trabajo tampoco se puede encontrar, porque el norteamericano mantiene muy separadas las cuestiones de trabajo con los temas personales”, continúa Agustín, quien en Dallas recibió el Greater Dallas Planning Council Dream Project Award (2023) .

“Pero, por otro lado, es impresionante las oportunidades que hay para la innovación, son ilimitadas, nuevas formas para proyectar, nuevas tecnologías para implementar, están a la vanguardia en todo lo que implica manejo de softwares, donde en Argentina somos un poco más rudimentarios. Ahora, por ejemplo, están incorporando todo un departamento de inteligencia artificial impresionante y bueno, todas estas oportunidades de explorar han sido para mí también de gran impacto”.

Chicago amigable y trabajos para un sector relegado: “Sigue padeciendo un racismo sistemático”

En poco tiempo, la experiencia de Agustín en Estados Unidos creció a pasos agigantados. Su dominio de los idiomas, su juventud y su experiencia en diversas culturas, le permitieron, por fortuna para él, elegir un traslado a Chicago y dejar la dispersión de Dallas atrás.

Vivir en los suburbios de Chicago: “A los argentinos que emigramos nos va bien”

La sonrisa amplia regresó a su rostro al comprobar que en aquella ciudad del estado de Illinois la atmósfera se asemejaba a la ciudad de Nueva York: una comunidad amigable, más sencilla para recorrer a pie y fomentar los encuentros sociales.

Con otro ritmo de vida, Agustín disfrutó y potenció su experiencia laboral, donde aprendió acerca de todas las áreas de su estudio de arquitectura, desde edificios de gran envergadura, pasando por la hospitalidad, estructuras deportivas, geriátricos. y construcciones para el sector de salud: “Yo ahora estoy trabajando en el sector de higher education, es decir universidades, lo que me permitió trabajar en centros estudiantiles, residencias de bienvenida, arte y exposición, en locaciones por ejemplo en Texas, Houston, la universidad de Virginia Tech y la de Washington en Seattle. Asimismo, participamos en varios concursos”, cuenta Agustín, quien junto a su equipo recibió el reconocimiento Dallas Magazine CEO’s 2024 Commercial Real Estate Awards Finalist (2023) y ganó con HKS el primer puesto en el Global Architecture & Design Rethinking the Future Awards (2023).

“En este momento también lidero el diseño de centro de usos múltiples en Dallas -The Place at Honey Springs- para el barrio marginado de Joppa, habitado por gente de color, que, a pesar de todo, siguen padeciendo del racismo sistemático. Es muy interesante, es poder trabajar con un sector que ha sido privado e ignorado por muchos años”, explica Agustín, quien junto a su equipo ha sido premiado por la iniciativa.

De aprendizajes, regresos duros y la influencia de la arquitectura : “Eso ha sido lo mejor de lo mejor”

Entre concursos y proyectos en diversos estados, Agustín tuvo la oportunidad de descubrir en profundidad aquello que ya sospechaba desde sus tiempos en Dallas: Estados Unidos no es un solo país, sino tantos como estados posee. En su carrera profesional pudo explorar ambas costas y decenas de ciudades y en el camino enriquecerse, aprender y admirar la capacidad de autogestión que convive con un sentimiento de unidad patriótica.

Hoy, Agustín recuerda con orgullo aquel niño colmado de sueños que alguna vez fue, dispuesto a salir al mundo para desentrañar sus secretos culturales. Para él, muchos enigmas encuentran sus respuestas a través de la arquitectura que explora en sus viajes y su trabajo.

A la par de todas sus travesías, hubo otra que Agustín se dispuso a emprender cada año: visitar a su querida Argentina, una tierra con sus propios interrogantes, con una cultura fragmentada que también es capaz de observarse en sus fachadas desiguales. Y a pesar del placer inevitable que involucra cada regreso, el joven admite que estos conviven con sentimientos agridulces: “Volver es durísimo”, asegura.

“Osea, es buenísimo y durísimo al mismo tiempo. Siempre contento de ver a mi familia y amigos. No hay nada como juntarse a comer un asado y jugar un partido de fútbol con amigos. El afecto social que siento cuando llego allá lo extraño un montón, e irse de nuevo es muy difícil. Es una sensación muy difícil de explicar. Uno llega allá y es como si la vida no hubiera pasado, pero de pronto te das cuenta de que te perdiste de eventos importantes, como nacimientos, casamientos…”, dice emocionado. “Pero después te das cuenta de que vivir todas estas experiencias afuera es como una montaña rusa de emociones y hace que valga la pena. Por otro lado, si quisiera, las oportunidades de volver a la Argentina siempre están abiertas, es algo que me deja muy tranquilo”.

“La forma de ver el mundo me cambió totalmente gracias al hecho de haber experimentado diversas culturas. Estar en otros puntos del mundo, vivir realmente el sueño te hace ver las cosas de una forma totalmente distinta y me encanta ver cómo la arquitectura influye en todo esto, porque me parece que es mucho más de lo que uno se imagina, ver cómo las ciudades urbanísticamente hacen que la gente se encuentre más o menos, sea más o menos social y entonces para mí, mi experiencia, trae una riqueza profesional pero también personal, porque la forma en la que ahora hago arquitectura -hago ciudad, como decimos- es totalmente distinta a la forma en la que el Agustín que salió de la Argentina la hubiera hecho. Eso ha sido lo mejor de lo mejor”, concluye.

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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.

 

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