Las visitas a Quito son una pesadilla para San Lorenzo. Cinco veces subió a los 2800 metros de la capital ecuatoriana y nunca logró retirarse con una victoria: tres derrotas y dos empates. Diez años atrás, el Ciclón logro una igualdad en aquella campaña histórica, que terminó con la conquista de la Copa Libertadores. El rival fue, como ayer, Independiente del Valle, que sin ser un equipo avasallante anoche, desnudó las fragilidades azulgranas y se impuso con autoridad por 2 a 0, en la segunda fecha del Grupo F. Un resultado que apurará urgencias en el Bajo Flores: la visita al Liverpool uruguayo, el 23 de abril, será un examen que determinará la hoja de ruta para un club que quedó sin posibilidades de clasificarse para los playoffs de la Copa de la Liga y se le achicó el margen de error en la aventura internacional.

Lentamente, desde lo físico a San Lorenzo le empezó a pesar el desarrollo. En la altura, el Ciclón no sufría, pero tampoco lograba administrar la pelota y cada pase era un balón divido o devolverle el control al rival. Una mala estrategia que, además, descubrió una falta dentro del área de Malcolm Braida sobre el juvenil Kendry Páez que el árbitro colombiano John Hinestroza sancionó penal. Apenas diez minutos y todas las proyecciones desaparecieron: el capitán Junior Sornoza, de derecha, cruzó el remate; Altamirano acertó el palo, pero el disparo fue ajustado.

La derrota de San Lorenzo en Quito

La ausencia de Cristian Ferreira, que arrastra una molestia física desde el estreno con Palmeiras –el volante igualmente viajó y el entrenador Insua lo alistó entre los suplentes-, fue una baja que obligó a modificar el esquema táctico, además de reordenar nombres. El dibujo 4-5-1, con el Perrito Barrios intentando ser el eje por el centro del campo, con el paraguayo Leguizamón y el juvenil Giay como pistones por las bandas, mutó promediando el primer tiempo a un 5-4-1: Iván Leguizamón se volcó a la derecha y Barrios tomó su lugar en el sector opuesto; Adam Bareiro, con los dos esquemas, quedó siempre en inferioridad ante la defensa rival.

El gol desató el nudo y algunas piezas de desequilibrio de Independiente del Valle tomaron vuelo, en particular el chico Kendry Páez. De 16 años, ya fue transferido en 10 millones de euros a Chelsea, que en las últimas horas reveló que será cedido a Racing, de Estrasburgo, ante de desembarcar en Stamford Bridge. En Londres estuvo entrenándose algunos días en el reciente verano y quienes son propietarios enviaron seguridad privada para que lo custodie durante las últimas revueltas que se sucedieron en Ecuador. Sornoza ensayó una tijera –tras pase de Páez-, pero no acertó al arco, como tampoco Michael Hoyos con su remate; el delantero, que se desempeña como falso 9, tiene tres nacionalidades: nació en Estados Unidos y cuenta con ciudadanía argentina y ecuatoriana.

La lesión de Sornoza no le quitó presencia ofensiva al local, que hizo lento el juego –como desconociendo la máxima de que los clubes que conviven con la altura apelan a la velocidad y el despliegue para marcar diferencia-, aunque cada vez que aceleraba generaba riesgo: un remate de Ortiz provocó la respuesta de Altamirano y una acción que precisó la intervención del VAR confirmó el festejo de Hoyos, que suma 21 goles en 43 encuentros. El gol terminó de hundir a San Lorenzo, que una semana atrás ensayó la mejor producción futbolístico del año ante Palmeiras y ahora ofreció una actuación lavada, anémica de juego.

El ingreso de Carlos La Roca Sánchez para reorganizar la línea de cinco defensores y la decisión de ensayar con el doble 9, con Bareiro y Lukaku Herazo, con el propósito de descontar, fueron modificaciones que no alteraron el desarrollo. Una fantástica combinación entre Páez y el ingresado Keny Arroyo -otro juvenil de una de las mejores canteras de Sudamérica- terminó con la pelota explotando en el palo; el Niño Maravilla ecuatoriano manejó un contraataque y definió, pero el remate salió centrado al pecho de Altamirano. La única respuesta de San Lorenzo fue una acción de pelota detenida que Herazo no supo capitalizar. Demasiado poco para un club que se ilusionó con la Copa Libertadores y, por el momento, la está sufriendo.

 

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